Percibió cierto tinte triste en sus palabras; repasó la lengua sobre sus labios, averiguando cómo cambiar el tema pero la respuesta llegó sola. ¿Kiria? ¿Quién es él?

Ya veo... espero que los cuide... bien -recordaba que su propia madre habia abandonado el nido con el aún en el huevo, mirando al cielo y luego de nuevo a los pequeños por crecer- Según me dijo Kiria, provengo de unas montañas lejanas, pero ahora mi hogar es con él

Claro, lo necesitan. La madre no tardará en volver, pero también debo esconderlos entre la maleza, sus colores son muy llamativos y... sabemos que eso para un cazador es la tentación pura. Lo sigue con la mirada; una sonrisa tenue se dibujó en sus labios. ¿De dónde provienes tú?

No necesitan calor? -pregunta el pelirrojo y se agacha a una distancia prudencial de los huevos-

Lo serán. Nacer en el desabasto y crueldad del mundo los hará fuertes, nobles además. Dejó caer el racimo de hojas y ramas cerca de los huevos. Por hoy era la encargada de cuidarlos.

Son hermosos -comenta el dragon con una suave sonrisa- Espero sean dragones fuertes

Hace muco mo veía... huevos de dragón...