-La sonrisa de Akean aumenta de tamaño en cuanto ve que la mirada del menor se afila en él, dandole una sonora nalgada con todo el descaro del mundo reflejandose tanto en sus acciones como en su mirada- Tus deseos serán ordenes entonces -masajeaba firmemente aquellos muslos usando la punta de sus dedos, tocando todo lo que alcanzaban sus manos en lo que posaba la mirada en aquel bulto que dejaba su erección, relamiendose los labios por la deliciosa vista que le estaba ofreciendo su novio en ese preciso momento- No, o tengo compromisos, y aunque los tuviera nada me impediría desvelarme contigo -sus manos suben por las piernas ajenas hasta llegar a sus gluteos, aferrandose a estos incitandole a moverse contra su falo-