La carretera estaba bastante lodosa, pareciera que había llovido la noche anterior, ya llevaba varios kilómetros recorridos sin parar, sus botas estaba casi completamente embarradas, su armadura bastante desgastada y el escudo con un par de abolladuras debido a algunos enfrentamientos que tuvo en la carretera, sin duda necesitaría descansar en alguna posada o habitación afín. A lo lejos se podía ver el próximo pueblo, pero parecía que estaba prácticamente en la ruina, parecía estar lleno de mendigos en su entrada, claro todo eso se veía a simple vista. Mientras más se adentraba se podían oír a personas lamentarse, quizá había un mal gobernador, pero no era un problema del cual se pudiera encargar. Al cabo de unos minutos parecía que ya había cruzado casi todo el pueblo sin éxito de encontrar lo que quería, fue entonces cuando se escuchó un grave grito, pero no de socorro, sino más bien parecía ser un grito de guerra y por el tono que tenía esa voz era algo más grande que un humano(...)