Parecía todo un niño berrinchudo, pero aún así dentro de todo, era tan dulce que la llenaba de ansiedad.

── No debiste cubrirte ese lindo rostro, seguramente estás igual a un tomate.

Se rió al tiempo que se cruzaba de brazos.

Lo mejor es que ahora no podía ver lo roja que tenia la cara. ─ ¡L-La proxima vez inventare un m-mejor sobrenombre.!

Se rió al ver aquella acción, se sentía victoriosa.

── Dime como quieras, eso no quitara el hecho de que eres un gruñón muy lindo.

Frunce el ceño y equipa su yelmo ─ Tsk... Entonces yo también te diré gruñona.

── Tu eres adorable intentando pasar por serio, pero tienes razón... Te diré gruñón.

── Serio es igual que gruñón, no lo niegues.

── Ese gesto gruñón de siempre.