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¡Maldito! Y muchas más frases de odio hacia su persona. Él estaba ya acostumbrado al rechazo por su mala suerte; cansado, fastidiado y molesto fue a dar a los brazos del alcohol, este al menos no le discriminaba. Entonces…Una mañana unos pequeños brazos rodearon su descuidado rostro –“Tu no das mala suerte”- Aquella frase que escucho antes de una mujer de capa blanca, ahora provenían de una infante de capa roja. Y esa noche el rostro de Qrow estaba húmedo. No era la lluvia, eran las lágrimas de un viejo pajarraco. Un hombre desdichado que logró encontrar algo de suerte en una vida efímera.
 

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