La gente se reunía en grupos pequeños; más bien hasta donde lograran entrar en la mesa. En el lugar se escuchaba de todo; risas, historias, blasfemias y sarcasmos. Todo eso lo toleraba, no era diferentes de ellos, él tenía en su ser cosas peores, pero no era su culpa y aun así tomaba las consecuencias de las mismas. Sentado en una mesa solitario como es su costumbre, vista en mano derecha y una vieja fotografía en la otra. Un trago tras otro, es así como la noche comenzaba y los recuerdos igual. Se veía así mismo con él. El viejo Oz a su lado con su taza de café en mano.