QrowBranwen1551616

Vale, antes de la caída de la torre de Beacon.

James salió de Atlas para atender el llamado de su colega Ozpin; no le hizo ni un poco de gracia tener que hacer acto de presencia, pues eso significaba tener que desatender sus deberes como General de la milicia de Atlas. Se excusó con sus iguales y superiores, sin poder brindar más información sobre su repentina partida. Ya que era menester viajar inmediatamente, no pudo darse el lujo de esperar a que su mejor elemento, Winter Schnee, regresara de una misión de reconocimiento en campos presuntamente invadidos por Grimm.

La nave en la que viajaba lo llevó finalmente a su destino, aterrizando lo más cerca posible en terrenos de la Academia. Fue directo a la oficina del director, y lo recibió de una forma cálida, como si fueran amigos de toda la vida y llevaran años sin verse. También estaba Glynda, pero a diferencia de Ozpin, ella se limitó a lanzarle una mirada un tanto fría y un saludo meramente formal. Faltaba alguien... Era casi gracioso que Qrow siempre fuera el impuntual y el irresponsable, y que aun así siempre lograra salirse con la suya.

Ironwood caminaba por la oficina del director con sus manos entrelazadas detrás de su espalda. Su cuerpo se veía ligeramente encorvado, seguramente producto del enfado que iba en ascenso. Procuraba no manifestar sus emociones mediante gestos, más no pudo evitar fruncir el ceño mientras recorría los aposentos de Ozpin una y otra vez. A simple vista, parecía un león enojado en una jaula.

—Ya van casi dos horas, Oz... ¿Para esto me hiciste abandonar mis deberes? ¿Por un idiota intoxicado que seguramente no sabe qué día es hoy?—Estaba al límite, no pudo evitar decir aquello con un tono de fastidio.

— ¡No es nada! — era bastante efusiva, pero no se alejó de él, por el contrario, le acomodó un poco el cabello.

— Ahora seremos compañeros de equipo y siempre debemos apoyarnos, ¿a que sí? Eso incluye evitarte pleitos con las hormigas. — ahora sí se alejó un poco, los Branwen parecían asociales, pero eso no importaba, porque a final de cuentas pasarían mucho tiempo juntos y ella quería que todos fueran buenos compañeros, incluyendo al rubio.

— Creo que a Tai Yang le gusta tu hermana. — susurró.

Ladeó el rostro mientras se aproximaba a él. Estaba fija viendo el pedacito de pan escondido entre el rebelde cabello del azabache.

Su proximidad fue respetando el espacio personal ajeno, o eso a la vista de Summer quien se quedó a un paso de él. Estiró la diestra para retirar una migaja apenas, tenía una excelente vista. Clavó los ojos plateados en los ajenos, sin que la sonrisa se esfumara de su rostro, aún así le entregó la migaja.

— Era muy poquitito pan, pero te podían seguir las hormigas. — sí, realmente fue por eso que se lo quitó.

Se había quedado viendo fijamente al joven Branwen, cierto que era muy agradable, pero había algo en él que no la tenía conforme del todo.

— Pues... — bajó levemente el rostro, pensando en cómo decírselo. — Tienes pan en el cabello. — susurró, no quería que los otros dos los oyeran, era como un secreto a salvo.

— ¿Te ayudo a quitártelo? — le sonrió muy ampliamente.

—Ya rugiste. —Comentó con una media sonrisa, para luego alejarse un par de pasos. No sin antes dejarle un papel en la mano de su sobrina. —Ve ahí, te estaré esperando.

Al verle venir no pudo evitar el sonreír abiertamente. — ¡Claro!, de pasada vayamos al bar, antes de que papá se dé cuenta, claro. —Terminó con un guiño, acomodándose la prótesis con cierto orgullo, ahora era parte de ella.