—En efecto, conozco perfectamente todo lo que eres capaz de hacer. —
Esa cálida sonrisa se mostraba en su rostro cada que hablaba sobre ella, como si para él ella fuese lo más perfecto del mundo, pero ya tendrían tiempo para hablar sobre ambos cuando estén de regreso en chaldea, por más que lo deseara esta vez tenían un deber que cumplir antes que nada.
— Según lo que me dijo Roman-san, deberíamos estar en 1942, a mitad de un evento histórico conocido como la Segunda Guerra mundial, sin embargo todo está demasiado silencioso. —
El castillo continuaba moviéndose en el cielo, por un momento él suspiró y la sonrisa abandonó el rostro del santo, era triste ver el punto a cual la humanidad había llegado, todos matándose como si fueran bestias por un trozo de carne, pero su atención fue obtenida por un punto en especifico.
— Semiramis, ¿Puedes acercarte a ese lugar? —
Apuntaría en específico a un punto que lograría ver desde el holograma mágico que usaban para rastrear la zona, en el suelo habían muchos cadáveres, pero estos no parecían muertos debido a balas o explosiones, estaban completamente desgarrados, parecía más el acto de una salvaje bestia.
— ¿Crees que hayan sido Quimeras? ¿Han traído tales cosas a este lugar? —
Se quedó pensativo por un momento, esto iba a ser peor de lo que había pensado.
— Quizá sea necesario que invoques a tus Bašmu, ellos pueden rastrear a otras bestias, ¿no es así? —
Ella le recordaba perfectamente, eso calmaba su alma, ver una vez más el rostro sonriente de la reina llenaba de gozo su corazón, la había extrañado, mucho más de lo que pudiera expresar, su mano la sujetó delicadamente por unos segundos antes de soltarla con suavidad y dirigirse al la base del castillo desde donde pudieran ingresar. — Vamos entonces, una vez más, aunque en esta ocasión seremos solo los dos, ¿Estarás a mi lado hasta el final una vez más? —
Esperaba su respuesta mientras ingresaba desde el puente que conectaba directo con el jardín principal, no sabía exactamente en que linea temporal se encontraban, pero el lugar parecía realmente afectado por la influencia del Grial que había aparecido, esta vez no tenían más información, solo que era muy posible que se tengan que enfrentar ellos solos a los siete servants de cada clase que hubieran sido invocados en esa época.
— Esto no será nada fácil, es casi una bendición que podamos tener un Noble Phantasm como el tuyo, tenemos que rodear la zona, dijeron que es posible que un pilar demoníaco aparezca si tardamos demasiado, eso nos complicaría aun más todo. —
Trataba de hacer los planes necesarios mientras caminaban en dirección a la sala de control, aun que la situación actual no sea muy favorable, confiaba en ella y en sus capacidades, no había algo que pudiera salir mal.
El encuentro entre ambos una vez más había llegado, todo parecía un sueño, la batalla que libraron para liberar del mal a la humanidad, su ultimo momento sobre el regazo de aquella reina, incluso la suavidad de sus labios, que a pesar de muchos considerarlos venenosos, estos eran para él los más dulces que pudieran existir, y luego solo oscuridad, no sabía cuanto tiempo había pasado desde que fue devuelto al trono de los héroes, pero por alguna razón aun si su memoria era amenazada con ser eliminada por las leyes del Grial, los sentimientos que pudo desarrollar fueron conservados, hasta que nuevamente una luz le indicaba que su hora abría llegado, alguien le solicitaba en el plano terrenal, pero era diferente, esta vez no era un maestro, lo que podía sentir era la voluntad de algo incluso más grande, fue así como terminó dentro de las instalaciones de Chaldea.
— ... —
Las personas que se encontraban ahí, incluso el nuevo master provisional le hablaron sobre lo ocurrido, le explicaban sobre el peligro que que corría la humanidad, sobre las singularidades y sobre los diversos Griales que estaban apareciendo en diferentes lineas temporales, su deber ahora era el de recolectar el Grial, pero no lo haría solo, sea una coincidencia, o sea una bendición, le mencionaron un nombre conocido el cual le hizo mostrar una ligera sonrisa, no sabía si ella sabría de su llegada, pero esperaba que por igual ella le recordase, pero se encaminó a la maquina que lo llevaría al lugar donde la singularidad estaba ocurriendo.
El viaje había sido más corto de lo que esperó, pero ahí es donde pudo verla, aquella figura que podría reconocer fácilmente a la distancia, mirando fijamente su castillo colgante, tan majestuosa como la recordaba, se acercó paso a paso, con una sonrisa para inmediatamente levantar sus manos a los lados, como si actuase maravillado al ver una obra de arte.
— Oh Gran Reina de Asiria, está claro que en esta guerra del Grial mi objetivo es diferente a la victoria o la derrota, pero como ve alguien como yo no podría hacerlo solo, por eso, para poder cumplir lo que se me ha encomendado... —
Extendió entonces su mano hacia ella.
— ¿Me brindaría su ayuda? —
Tras esto soltó una ligera risa, esperaba haberla tomado por sorpresa, sabía que no tenían mucho tiempo para jugar, pero por un momento, quería recordar ese encuentro entre los dos, volteó entonces hacia la fortaleza en el cielo, aquel Noble Phantasm que ella controlaba.
— Hace mucho que no lo veía, lo hiciste tan hermoso como siempre. —
