— La guerra no es mi principal interés, solo soy bueno en ella para sobrevivir...Niñas, muestren respeto! —
Dicho eso las 4 enormes espadas violetas que solían seguirle invisibles abandonaron su camuflaje y dejaron cae sus puntas al suelo estando erguidas. Los carmesíes ojos del hombre no se apartaron de los ajenos mientras cada vez había menos nerviosismo de su parte y se notaba mas tranquilo y en confianza.
— Humano perfecto?... No busco algo así, los perfectos siempre son los que se corrompen mas fácil, el caos los devora vivos a cierto punto...
Por eso prefiero mantenerme como la aberración que soy, así conozco tanto la luz como el caos para no ser sorprendido y contaminado por alguno de los dos . —
[code]—Te escuchas como el humano perfecto, pero simplemente eso no existe...— Desvío sus ojos un momento y luego los regreso mientras sus palabras sonaban. Sabía que algunos humanos lo intentaban, pero sus palabras jamás han dicho algo diferente a la verdad.
—Huehuetlahtolli... Nuestra historia es transmitida por recuerdos, las palabras son la base de todo. Pocas cosas llegan a los códices y en ello se pierde el espíritu.— Tomo la confianza que le ofrecieron y la volvió propia. Sentándose frente al contrario como iguales. —Si la guerra no es tu principal interés, te ayudaré con tu conocimiento. [/code]
— Sé de muchas cosas pero ignoro aún más, eh sido entrenado para sobrevivir en la intemperie, tomar solo lo necesario de la naturaleza y mantener un balance.
Escuché que por estos rumbos alababan a una deidad serpiente....Quise explorar antes de volver a casa, siempre me han gustado las serpientes como tales... Después de todo soy hijo de una, o mas bien una mujer con serpientes en su cabeza.
No conzco el idioma de estas tierras, pero aprendo rápido... Aunque dudo encontrar un libro, puedo tratar de comprender los grabados en las piedras. —
Todo fué dicho con calma y honestidad, este incluso se atrevió a no arrodillarse sino a sentarse en el suelo frente a ella mirándole a los ojos, su trato era igualitario lo cual podía ser ciertamente ofensivo pero aún entre todo la aberración con forma humana frente a ella le guardaba respeto.
[code]—Son tierras de mis humanos, al menos lo serán mientras sean dignos de ellas...— su voz se pronuncio firme ante la frase. Si bien tenia en alta estima a los humanos que creo, no le importaría en lo mínimo destruirlos si estos se mostraban imperfectos a su criterio.
Su rostro se veía tan calmado como al inicio, incluso con el cambio en su tono este no tuvo gestos extras, mas el rostro del contrario le hizo mostrar su curiosidad, acostumbraba a hablar con aquellos modismos sin tener que explicarse por ellos.
—¿No conoces el idioma de estas tierras, cierto?— Le era cómica la escena. —Supongo que los humanos externos son ignorantes de ciertas cosas. ¿Que mas ignoras, tlaneloli?
Sí, estaba de buen humor, y con ellos dispuesto a responder lo que el humano quisiera preguntar. [/code]
— Siempre cuando visito una región nueva por los trabajos del gremio me gusta explorar.... de todas las regiones se puede aprender algo, plantas, animales, ecosistemas... todo! —
Si, era ciertamente un guerrero con aires de explorador y sed de conocimiento además de parecer conocer muy bien los bosques, o al menos tener afinidad con los espíritus de esto. Se vió algo confundido al escuchar esa pregunta aún si la respondió con toda honestidad, pensaba que ese iba a ser el nombre que le iba a dar la deidad de ahora en adelante.
[code]—Puedo verlo... — afirmó la didad ante la presentación, no era que lo conociera particularmente, pero a su vista no se escapaba el detalle, y menos cuando se trataba de humanos por los que sentía cierta fascinación, se podría decir que notaba de inmediato cuando alguien simplemente no era humano.
—¿Estas perdido, tlaneloli? — se vio descarado pero no pretendía insultarlo, solo no mostraba el interés por compartir su nombre o que regia, al menos de momento. [/code]
El hombre se notó más relajado, mantuvo sus ojos carmesíes en aquella mujer pero ya con mas calma, las espadas invisibles que siempre lo acompañaban a su espalda de igual forma dejaron de apuntar a esta. Su aura ciertamente era singular, aunque a diferencia de esta el hombre parecía mas humano de lo que realmente era.
— Agradezco la amabilidad.... mi nombre es Bayaseto, soy el hijo de un cambia formas y una gorgona...
[code]La deidad no perdió el porte, incluso dejó que una risa apenas sonora se perdiera en el viento, le parecía cómica la reacción del contrario y lejos de ofenderse ante la ignorancia, de la cual sabía gracias a su principal poder, Quetzalcoatl mostró compresión y curiosidad.
—No tengas miedo, puedes estar tranquilo ante mi. [/code]
Se había quedado sin voz, solo observó a aquella extraña mujer que le miraba con una dulce sonrisa reconfortante y pacífica. Este por sus capacidades podía ver que era una deidad, pero no cual, por lo que se ponía aún mas nervioso de ser visto de esa manera.
