Aunque escuchó los comentarios del Consejero, hizo caso omiso a estos, sin detenerse al dirigirse a sus oficinas. No apoyaba en nada sus declaraciones, por lo que optó por dejar las cosas así. Después de todo, no tenía caso luchar por cosas imposibles. Desde ese mismo instante, se enfocaría a sólo serle fiel al Rey Siro y respetar a todos los demás aliados a él, incluido Echo.

-Lo siento, ser un filantropo te impide ser egoista acaso? Pues lamento decirte que no.

Responde Echo, notando la indignacion en las palabras ajenas y sonriendo divertido. No pensaba retirar sus palabras porque para Echo eran ciertas, el panda lo estaba usando para consolarse de su relacion fallida

- Buenas noches, señor Qiang

Le hace una reverencia, apartandose de el y retirandose por su propio lado

— ¿Egoista? ¿Eso piensa de mí?... — De forma radical, sus palabras sonaron más serias de lo acostumbrado. Se sintió absolutamente indignado de que Lord Echo tuviera el atrevimiento de referirse a él de aquella manera, a sabiendas de que la serpiente tampoco era el más benevolente de las deidades.

Dio unos pasos hacia adelante, con la clara intención de que la mano de Echo se apartara de su espalda. Le miró por última vez con su ceño fruncido.

— Me comportaré como tal, entonces. Si me disculpa... — Y sin más, se alejó caminando de Lord Echo, en dirección hacia sus oficinas. Ya era un hecho: De ahora en adelante, iba a hacer a un lado sus sentimientos, para sólo ver a la serpiente como un noble más en la Corte.

Entonces comportate como tal en vez de tener obvios intentos de acercarte mas solo para irte cuando hayas obtenido lo que deseas. Es... realmente egoista de tu parte, no soy un juguete que puedes usar cada vez que te sientas solo o mal.

— Lo correcto es que sólo nos veamos como los nobles y fieles seguidores de Su Majestad, miembros de la corte real de Kalessa. — Respondió en voz baja y sin atreverse a verle, pero dejándole que colocara su mano en su espalda. Sentir aquella palma sobre sí fue devastador para él, pero logro mantener su seguridad y compostura ante el Consejero Real. — Tal vez me hago daño...Pero no será eternamente.

Porque solo te vas a dañar mas -responde de inmediato, acercandose a el y colocando la mano en su espalda- te haces daño...

— ¿Por qué no? — Le preguntó con algo de aflicción, deteniéndose de caminar hacia sus oficinas, a la espera de escuchar su respuesta.

Así va a ser todo el tiempo, no? Te acercas y luego te alejas... escoge una, Qiang, no puedes hacerlas las dos...

— Aprecio que pueda entenderlo, Lord Echo. — Le dedica una pequeña sonrisa en sus labios, separándose unos centímetros del consejero real. — Bueno...Es mejor que me vaya por ahora... — Murmuró y se dio la vuelta, queriendo separarse del mayor una vez más, como las ocasiones anteriores.

No tendisculpes por preocuparte... puedo entender la preocupacion.