Le extrañó muchísimo que el Rey Siro, conocido por todo el reino de ser sumamente autoritario y severo, no sintiera celos ante los encuentros que la serpiente tenía con otros. En ese momento, Qiang pensó en que probablemente y a raíz de las duras vivencias de Echo en el pasado, el Rey Siro apoyaba esas decisiones de la serpiente, aunque para la mayoría de la sociedad fueran cuestionables e inmorales. Era un vínculo bastante peculiar entre el monarca y el Consejero Real...Pero era lo que los mantenía a ambos fuertes y a seguir adelante.

— Creo entenderlo...Al menos, de la manera más básica y superficial... — Le respondió, dejando de abrazarle para caminar y quedarse delante de él, mostrando una pequeña sonrisa. — No le negaré que me tomó por sorpresa saber todo esto, pero... Si eso le hace feliz y olvidar el dolor, lo respeto. — Le besa la mejilla, para luego alejarse de él y ponerse una toalla, para secarse y así, volver a ponerse su ropa.