No se si aun queden de los que conozco, pero podria averiguar -le asegura, sonriendo con suavidad- Quiero que estes bien

— ... — Qiang no había pensado en aquella idea, quedándose un tanto pensativo unos segundos. — Oh... No había pensado en ello. ¿Usted conoce a algún hechicero o curandero en los demás reinos?

Si no los hay en Kalessa podremos buscar en otros lados -comenta encogiendose de hombros de inmediato- Rendirse no es una opcion

— Entonces...¿Qué me propone que haga? No hay hechiceros en toda Kalessa... — Le preguntó, ya que tenía la intención de consultarse con algún hechicero o curandero que pudiera ayudarle con su insomnio.

Qiang, debes pensar tambien que si no te cuidas apropiadamente puedes terminar enfermandote seriamente, y entonces... no vas a poder ayudar al reino.

— Créame...Lo que más desearía es poder descansar. Sin embargo, la más mínima moneda que pueda estar en beneficio de nuestro Reino, debo reclamarla aún si debo pasar noches en vela... El Rey y toda Kalessa cuenta conmigo, si no queremos perecer en la miseria. — Le respondió con una débil sonrisa, bostezando ampliamente mientras observaba al ex-general.

No es buena idea que duerma tan poco, joven Qiang. Su vejez le va a agradecer el descanso.