—Respomdio a la negativa del más alto mientras volteaba a ver a su entorno en busca de una señal de magia, cuando la reacción infantil del asesino llamo su completa atención generándole mucha gracia el actuar, no pudo evitar reír al verlo tan emocionado.—



—Trata de explicar mientras, siente como es despojada de su mochila por el entusiasta asesino y con un simple movimiento de cabeza acepta la compañía de este para su pequeña aventura.—



—Pregunta con curiosidad mientras contempla el entorno, mientras saca de su bolsillo su teléfono y toma una fotografía.—

—Uhmmm, me parece que te has equivocado, Noha pequeña, vivo aquí hace un buen tiempo y no he visto nada como eso....

Rascó el mentón con la diestra y un ojo lo entrecerraba al paso que trataba de hacer un recuento de los lugares más recónditos del lugar. Todo parecía ser tan normal, luego bajó la mirada a la runa grabada en la piel de la joven y dentro de su mente algo hizo click.

—¿¡Es acaso una de esas cosas que solo los nigromantes pueden ver!? —Sus ojos brillaron de la emoción, algunas veces se trataba de un niño en el cuerpo de un adulto—, ¡Por favor, por favor, déjame te acompaño!

Saltitos de alegría fueron una respuesta involuntaria del cuerpo. La emoción de la aventura y fantásticas batallas eran algo que no podía dejar pasar. Assassin tomó las cosas de la pequeña, así él las cargaría, hasta de ser posible la llevaría a ella cargada al lomo.

—Dime dónde y vamos, ¡Será muy divertido!

—No pudo evitar dejar salir una media sonrisa al escuchar la, "queja" del asesino lo cual logró eliminar esa ligera aura pesada que se estaba formando a su alrededor.—



—Dice ensanchando un poco más su sonrisa.—



—Volvio a su seriedad mientras contemplaba su entorno y luego a su mano, donde una runa se podía apreciar como una simple cicatriz vieja en la piel.

Más volvió a concentrarse en el asesino cuando mencionaba lo curioso de su presencia allí, y no lo culpaba, aún tenía dudas en si realizar su tarea, pero ya estaba allí.—

Tomó la daga del suelo para limpiarla con una tira de su pantalón, inmerso en su mente como si aquello fuera más vital que cualquier otra cosa en el mundo.

—¿Señor Hana? —repitió con algo de diversión—, Noha, ya eres más grande que la última vez, decirme señor me hará pensar en que soy un anciano.

Pero lo era. Y eso solo lo llevó a reírse con cierta incomodidad.
Se volvió al bosque dando una gran bocanada de aire, ese olor a libertad del humo de los autos en la ciudad fueron una de las cosas más destacables del porqué se había mudado al bosque, se podía sentir como en casa, en una gigantesca y salvaje casa a la intemperie.

—No recuerdo haberte visto tan lejos de casa desde la vez dónde Kato estaba llevándote fuera de casa. ¿Qué te trae por acá?

—Observo por un par de segundos su entorno antes de retroceder al sentir algo que se aproximaba rápido, y de esa manera contempló la cuchilla en el suelo y al paso de unos segundos contempló como el propietario se hacía presente.—



—Respondio con un tono amigable sin eliminar su seño serio, admitía que no esperaba encontrarse al asesino en aquel bosque.—



—Pregunto mientras reducía la distancia entre ambos y toma la cuchilla del suelo y se la extendió al asesino justo al quedar a un par de paso frente a él.—

reincorporó, tronándose el cuello.

—Oh ho, luego de tanto tiempo es bueno ver una cara familiar —dijo por fin en un tono indiferente—, es un gusto volver a verte, Noha.

Entre las profundidades del bosque se podía percibir un ambiente mágico sin igual al que podía verse entre las ciudades. Se respiraba con anormal diferencia, no por la pureza del aire, más bien el entorno parecía contener algo fuera de la vista de los humanos, mientras que el de las criaturas o fantasmas era tan claro como el agua.

Durante toda la mañana en el corazón del bosque el asiático se dedicó a entrenar, como de costumbre lanzando golpes a los árboles o brincando de un lugar a otro, su hogar ahora era ese sitio por la gran cantidad de energía que las líneas ley acumulaban allí. Fue entonces, cuando una presencia invasora avispó sus sentidos y lo hizo husmear como un cazador.
Trepado encima de un árbol, Langzi tomó su cuchilla y cuando vio a Noha lanzó la misma hacia sus piernas, el arma clavándose en la tierra y en ello él dando un brinco hasta Noha, quedando a no más de unos cuántos metros de distancia.
Sus rodillas y puño amortiguaron el impacto, Assassin se (...)