¿Fiesta? Salina, no, sólo venía por eso. Por la cerveza, adiós, Noha.

-Se fue hacia la puerta que lleva al pasillo, cruzando con Sam para echarle una mirada nefasta, tal vez molesta. Más de lo normal.

Salió camino a la cocina para sacar una de esas latas de cerveza y abrirla, el sabor de una Budweiser no deja de ser una cosa más qué apreciar en su existencia, incluso si es una marca industrial.-

Honestamente... no se si debo preocuparme por esto.

Noha, acaso tienes una fiesta?

-tampoco se podía quedar afuera y seguía sin entender cómo era que entraban, debía mejor el sistema de seguridad-(?)

A no, pues pasenle sin problemas... —Dice con claro sarcasmo mientras levanta un poco la máscara para ver al demonio.— Las cervesa está en el congelador o si busca café está en una de las repisas de la cosina.— Empieza a indicarle al recién llegado.—

Si, ¿cómo entraste a su cuarto?

-Él no necesita excusarse, no es la primera vez que se mete a la casa sin permiso.-

Claro... ¿Cómo entraste a mi cuarto? —Pregunta con curiosidad sin dejar de tocar la guitarra.—

¿De verdad?-Aparecio de la nada frente a ella-