Tardó bastante tiempo en darse cuenta que aquel comentario era sarcasmo, definitivamente los cuernos la hacían un poco más boba. Reaccionó volteando a verlo con bastante desagrado, acompañando su mirada con un manotazo en su brazo. Estaba bastante disgustada, que se separó un poco del pirata, marcando un poco la distancia con un gesto bastante infantil.

— Comienzo a dudar cada que me das un cumplido, si es que se le puede llamar como tal. Y bueno... sí, me tendrás que acompañar a la isla que te mencioné hace unas semanas a buscar un pez gordo que tiene en su poder tres frutas zoan en su poder. Kaido las quiere. Prometiste venir antes que reclames. —

Lo amenazó, apuntándole directamente entre los ojos con el palillo de la banderilla que ya estaba completamente vacío.