Colocó los brazos de manera que pareciese un matón de discoteca con los antebrazos apuntando al suelo. Ya que no podía intimidar mucho a causa de su pequeña altura -menor a la de él-, soltó un gruñido que se asemejaba al intento de rugido de un gatito. —La tengo en mi sótano.

¡¿Dónde está?! - Casi se marea esta vez, pues alzó más la voz ignorando el punto de quiebre, también tensó todo su torso, haciéndose lucir más voluminoso bajo la playera negra; el resultado era más luchador mal-pagado que magnate vigilante. -

Ejerció un gesto de golpear un puño contra su propia cabeza, de manera que esta reduciría su altura unos centímetros -flexionando ligeramente las rodillas-. —Bane te ha restado unos cuantos centímetros de altura con sus puños.— No le terminaba de creer, en resumen.

Soy Batman. - Forzó tanto la voz que tuvo que carraspear un poco tras hacerlo, dando una firme respuesta. -

¿Ese es tu disfraz de Halloween?