Padre... -se cubre las sonrojadas mejillas con las manos, sonriendo suavemente y luego cerrando los ojos, recibiend aquella luz sanadora de su creador, sus alas brilland en ese momento con todo su resplandor- No lo olvido nunca, aun no saben lo que significa mi llegada ni la suerte que tienen siquiera de estar cerca de mi, pero pronto comprenderan, no es asi? Pronto...

Nadie más niño, nadie podrá lastimarte,

-mientras mueve el cabello de la frente del pequeño con su dedo en un resplandor cálido curando todo dolor y heridas-

Recuerda que este cuerpo es temporal hijo mío sólo es una cubierta de discreción a tu luz, tú plenitud es imperceptible a los seres mundanos.

El ángel negro está a punto de arrodillarse nuevamente ante mi,

Y sera tiempo de que este mundo cumpla su ciclo

Todo por ese Hirsch... dice que me marcó... -infla las mejillas al decir esto, pero riendo como todo un niño cuando su padre le toca la nariz- Confio en que tiene un plan para mi, padre. Y sabe que me tiene a sus ordenes en todo momento.

Ángel mío, mi niño amado, se que has sufrido por mi culpa y no alcanzas a comprender el propósito de tu presencia en este mundo, pero tú propósito es específico y muy noble -toca con su dedo la nariz de la pequeña-

Padre! -el pequeño querubin agitaba sus alas rapidamente acercandose al ser divino, volando primero alrededor de el antes de presentarse frente a sus ojos bajando al suelo-