— Quizá Peter, quizá sea cierto. Esperaré un poco, pero he de decir que sabes que soy el que tiene que tomar las decisiones feas en ocasiones. Y cuando el reloj se acerque demasiado al fin, me guste o no tendré que actuar. —

No parecía disfrutar el hecho de romperle las ilusiones a unos simpáticos jóvenes, o ver morir a sus seres queridos, pero también sabía poner las cosas en la balanza. Ya antes y por su propia mano probó lo que la desgracia de interferir con el destino había causado, lo que le habría hecho amargo y serio en ocasiones.