—Volvió en sí cuando el joven le dio unos golpecitos, parpadeó un par de veces y esas lagrima salieron, aunque eran unas cuantas, ya que el efecto postraumático le había dejado en shock por unos momentos, incluso sus orejitas se mantenían agachadas, denotando su estado de animo bajo.— ... —Al recibir esas palmadas observó al contrario, y negó un poco con la cabeza.— Estoy bien... Creo, sólo que esas palabras me recordaron cuando era pequeña y recibía maltratos, pero tu no pareces ser esa clase de persona, creo que bromeabas. —Aún así, se podría decir que ahora era grande y si no podía defenderse, podía huir de sus atacantes, aunque el no parecía tener esa intención.— Pero tienes razón, no soy normal, no sé lo que soy, jamás conocí a mis papás... Pero no creo que ser diferente sea tan malo.