P1553669

gracias por el regalo *le abraza cargandole un momento*

Un gusto

—No lo sé, pero hasta ahora, los humanos que he conocido se han portado muy bien conmigo — aseguró, poniéndose de pie de nuevo. La cercanía parecía no incordiarle en absoluto, más bien actuó con emoción sonriendo más ampliamente. Oficialmente tenía una nueva compañera de granero.

—En ese caso ¡Bienvenida a la tierra! Puedes instalarte en el granero y, y, puedo mostrarte mi entrenamiento previamente grabado — se le olvidaba la palabra «película», pero igual lo dijo con sus propias palabras. No muy lejos de ahí se encontraba el granero, con todas las adiciones que le habían hecho Lapis y Peridot, y aunque parecía bastante mal trabajo, sólo habían ampliado el espacio.

—¿Quieres venir? Yo te guio, quizás podamos pasar por Ciudad Playa luego. ~

—Aún no me acostumbro a los humanos en realidad... — aceptó, dando un largo suspiro y mirando a un costado. Estaba ahí por Steven... Y también porque la tierra en cierto modo, le había encantado.

—Pero las razones por las que me quedé entre ellos son muchas. Primero porque traicioné al planeta madre — se puso algo tensa por decir eso, aunque no le llevó tiempo agitar la cabeza, y dejar el tema de lado.

—Considero que estar en la tierra te libera, aquí puedes prosperar, ¡Como los humanos! Es probablemente por eso que me quede... Aunque, pensándolo bien, si te interesa saber la razón, ¿Por qué no pasas un tiempo con ellos también? Eso te ayudará mucho a reunir información, escribe tus razones de querer convivir con ellos — Se inclinó hacia adelante y mostró emoción en sus ojos, era como tener una nueva compañera de granero, aunque quizás a Hekapoo no le gustara el granero, y terminara quedándose en otro lugar.

—Ah, tú quieres... ¿Saber qué hago aquí? — Hizo un ligero gesto de duda llevándose el dedo índice cerca del labio inferior, y como había notado que el granero no podía llegar a ser de su agrado, se sentó en el césped dispuesta a responder sus preguntas ahí mismo.

—Bueno, los humanos son seres orgánicos muy raros, son impredecibles, Steven dice que los sentimientos son importantes para ellos, y... ¡No pueden volar! Aún no me lo creo — con un gesto cómico, extendió ambas manos como si ese último dato fuera impredecible, pues para ella lo fue. Poco después de decir eso, analizó de nuevo las palabras que había dicho Hekapoo y, ladeando la cabeza, alzó una ceja con curiosidad.

—Aunque, de un demonio nada había sabido antes, claramente no eres como los humanos, no mucho... Pero eres agradable — aseguró con una leve sonrisa.

—¿Acabas de usar un portal? — preguntó con curiosidad mirando hacia atrás de ella, pero luego le puso atención a la chica y, sin pensarlo, extendió una mano hacia ella y sonrió con calidez.

—En ese caso, ¡bienvenida a Ciudad Playa, Hekapoo! Yo también soy un poco nueva en este lugar, sin embargo, puedo ayudarte con lo que sepa ¿qué necesitas? — Le daba confianza, manteniendo siempre en cuenta la manera en que Steven le había tratado al conocerla.

—Pero antes... ¿Qué es un, «Demonio»? — sí, aún habían muchas cosas que no había aprendido, y quería saber, no se inmiscuia de preguntar. A lo lejos, estaba en granero donde Peridot vivía, y como en ese momento Lapis estaba visitando a Steven, a Peridot se le ocurrió invitar a Hekapoo al granero, para mostrarle lo que sabía sobre la humanidad.

—¡Waaaa eres otro ser orgánico! — señaló a la joven frente a ella, y de un respingo retrocedió mirandola con atención. No conocía ni la mitad de las criaturas de la tierra pero desde ya podía saber que aquella chica era singular, no había visto a otro ser como ella... Y de hecho... Podía confundirla.

—¿Eres una gema? — preguntó, buscando alguna joya en su cuerpo, porque por aquellos colores, podría asegurarlo.

Se limpió las gotitas de sudor que corrían por su rostro y, con más calma y confianza, se acercó a ella forzando una leve sonrisa, no sabía si era peligrosa, pero Steven le había enseñado que debía ser amable.

—Me llamo Peridot, ¿Y tú?