Volvió a golpear el volante, pero ahora la furia dedicada a los dioses estaba direccionada su amiga, estaba loca, casi CHOCAN A UNA ABUELITA. —¿Soy yo la demente? Ahora sabes mucho de seguridad. —Exclamó sarcásticamente, señalando a la pobre señora a la cual le habían dado el susto de su vida.

Se cruzó de brazos porque manejar ya no podría, de seguro le había quemado la batería del auto. Bufó mientras se giraba hacia el asiento del acompañante,, observándola con molestia. —Me las he arreglado sola antes. —Estaba siendo impulsiva, pero no le importaba, no podía volver a mirar a Quirón a los ojos después de hoy. Estarían bien sin ella.