El amor y el deseo no son enteramente separados, mas bien complementos de una misma sensacion que al alma impregna, la desnudez de sus cuerpos es testimonio de una noche donde tal cosa habia sido manifestada... pero el amanecer no implica para nada que su union sea algo que no pueda repetirse.
La lujuria juvenil es la mas intensa para cualquier persona que viviera, no existe un limite para esta, dado que el cuerpo siempre reclama por mas de lo que recibe, es como si se tratase de un adicto sin remedio. Sus besos subieron de nivel, de tal manera que el desliz empezaria desde el frente del hombro hasta la seccion superior, un frote entre sus cuerpos desnudos, una necesidad de sentirla una vez mas.
-Que tal si lo requiero ahora?
Un caballero con su reina, podria perfectamente ser la comparacion mas correcta para ambos, donde no hay un abuso del dominio, si no toda una experiencia compartida
Hubiese querido que el beso fuera eterno. El sabor de los labios de Ominis y las pinceladas que dejó su lengua sobre la ajena la hipnotizaron completamente. No sólo estaba besándolo, sino que se encontraba adorándolo como si cada movimiento de su boca estuviese destinada a acariciar la ajena para rendirle pleitesía. Ravenna lo adoraba y estaba tan cómoda recibiendo el mismo grado de amor que aquello parecía un milagro.
—Puedo premiarte de mil maneras más —sus dedos se dirigieron hasta las hebras doradas en la nuca masculina y comenzó a darle sendas caricias, cual si buscara mimarlo y, a su vez, tenerlo más a su merced. Le volvería a devorar la boca de ser necesario—. Sabes que mereces todo lo que quieras.
Un beso era suficiente para hacer que su alma experimentara mil sensaciones a la vez, tan deliciosamente profundas que podian hacerle perderse al completo en tan hermosa experiencia, no era necesario, pero por inercia sus ojos se cerraron a causa de ello, mientras ambas manos se enfocaban en rodearla, plantando asi un profundo beso entre los dos.
Lento, sus labios se repasaban mutuamente cual si se comieran el uno al otro, lentos pasajes entre sus bocas, una experiencia unica que imposible es de siquiera considerar como algo mas, ellos eran el mundo del uno para el otro, hechos a la medida para pertenecerse.
Dulce cual miel. Él le recordaba a todas aquellas cosas del mundo muggle que había disfrutado durante su estancia allá. Era como si la sensación de hogar se hubiese vuelto una persona, para seguirla por allá por donde fuese, de tal manera que no tuviera que extrañar más sus raíces. Se sentía a salvo con él, querida.
—Dímelo más seguido —respondió y se levantó un poco para poder alcanzarle los labios. Ya no eran primerizos, así que a diferencia del roce tímido que se daban cuando habían empezado a salir, Ravenna le ofreció un apasionado enlace en el que buscaría de inmediato el sabor de la saliva ajena al unir sus lenguas en un caluroso vaivén.
Su cuerpo se giraría, de tal manera que se posaba sobre ella. Pectoral contra senos, no era exageradamente atlético, pero las clases en algo han ayudado a desarrollarlo mejor. Sus manos en los costados, sostenido estaba para no aplastarla, así delicadamente alzó la diestra... Solo para de la mejilla sostener, dándole forma a delicadas caricias, quería delinear el borde de su rostro.
—¿Te he dicho que eres la luz de mis ojos? Porque tú presencia ya dado color a mi mundo de negrura
La sensación de los roces causados por sus cuerpos en el es mucho más significativa, había conocido el mundo con manos y oídos, por lo cual el tacto es su mayor ventaja. Es por eso que gustoso la sostiene contra el, la desnudez de sus cuerpos sin bajo las sábanas no es en nada una molestia, adoraba sentir sus calores mezclarse como uno, la deliciosa experiencia del amor sincero es algo que se ha vuelto para el una adicción, y quiere que Ravenna sienta en cada sección de su persona que es un amor compartido.
—No serías tú si no fuese así —murmuró y con la diestra le acomodó el cabello. Usualmente Ominis estaba peinado con sumo cuidado por lo que ver su cabello rebelde era refrescante y nuevo, le gustaba—. Hazlo, sería un honor si te aprovechas de mí. Eres demasiado guapo, ¿te lo he dicho hoy? —siempre le hacía ese tipo de comentarios, no sólo porque Ominis fuese genuinamente atractivo, sino porque le interesaba que él supiera cómo era él a ojos de Ravenna. Gaunt no podría ver el brillo en el rostro femenino al estar cerca de él, pero sí que ella podía contárselo.
Un amanecer deliciosamente puro, imposible era pensar que a noche sus cuerpos habian estado formando otra expresion de amor enteramente diferente a los mimos que comparten; el gusto por la dualidad, ambos son opuestos y semejantes a la vez, y cada experiencias juntos lo demuestra mucho mas.
Ante esto, su brazo firme le rodeo para que la desnudez de sus cuerpos se frotase, era un calor del cual adicto puede hacerse, en cualquier sentido que sus pieles reclamen.
Ravenna se dejó hacer por la dulzura demostrada por Ominis y una sonrisa decoró su rostro. El aroma que desprendía la loción masculina más el dulce olor de la mañana le causó una sensación de paz en el pecho y suspiró, enamorada.
—Qué poético —se río suavemente y volvió a recostarse sobre él, pegando su silueta desnuda a la ajena—. Quizá te tome la palabra y no te deje ir hasta mañana.
Hahaha! No lo niego, pero hey, no creo que tenga nada de malo
-No quería ni siquiera romper la comodidad del momento, pero, su brazo fue el primero en acercarse hasta tomarle del mentón, la atrajo hasta el, lo suficiente para que sus labios se pegasen a la mejilla impropia, dando de este modo pequeños besos sobre la misma, una muestra de amor mañanera-
Impregname con tu oscuridad, y yo te haré brillar con mi luz
