— Sí. ¿Podrías cantarla una vez más? — Susurró después de su hermano. Ella recorrió el rostro de ella, encantada de volver a verla. Disfrutando consigo de la armonía que habían conseguido. Junto sus manos y después alterno la vista a ambos hermanos; dedicando una sonrisa igual de cálida como el momento.

—Madre... ¿podrías cantar esa canción? ...— se postró a los pies de su madre, llegó a recargar la mejilla en su muslo turnando la mirada entre la reina y su hermana. —¿Recuerdas Sol? —

— No importa cuanto haya pasado, o si ya eres mayor, siempre hallarás mi regazo y mis brazos para contarte todas esas historias sobre nuestro amado Nashdag.