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Odessa · F
[code]tú, quien me mostró el camino cuando todo parecía perdido; permite que Nashdag te reconozca como su Rey. —su voz se había vuelto más dócil conforme terminaba de hablar, y es que desde su reencuentro, su unión era un hecho "no oficial" según los ancianos y las costumbres del Reino, pero ahora, un hijo era la prueba contundente de dicho enlace.
Para ese punto sus mejillas se habían teñido de un tenue color rojizo, era increíble que a esas alturas la soberana se viera tan vulnerable ante ciertas situaciones; mas era algo que no podía controlar, pues la emoción era intensa y los sentimientos aún más. [/code]
Para ese punto sus mejillas se habían teñido de un tenue color rojizo, era increíble que a esas alturas la soberana se viera tan vulnerable ante ciertas situaciones; mas era algo que no podía controlar, pues la emoción era intensa y los sentimientos aún más. [/code]
Odessa · F
[code]frente, ahí donde los rayos del sol mutaban a un rojizo, preludio del atardecer. Podía ver sus tierras, sus torres y pilares preciosos, sus imponentes esculturas de gobernantes pasados. Todo aquello que había sido labrado por los Dioses, pero cuidado por sus hijos predilectos: Los Aldhar, a cambio de su propia existencia y obediencia ciega... No volvería a ser así, pues ahora sabía, eran capaces de regir su propia vida y en sus manos yacía un poder capaz de crear o aniquilar. Y los Dioses lo sabían.
— Y tú, Rhage... Eres tan digno de Nashdag como lo he sido yo desde mi primer respiro, como lo será éste pequeño a quien estoy segura, guiarás por un camino valeroso y honorable. Ésta piedra del origen te ha reconocido como su dueño por largos años, aún después de la muerte... Soberano en tus tierras, guerrero de glorias pasadas y futuras; tú, quien porta con derecho innegable el honor de aquellos que te han seguido, {...}[/code]
— Y tú, Rhage... Eres tan digno de Nashdag como lo he sido yo desde mi primer respiro, como lo será éste pequeño a quien estoy segura, guiarás por un camino valeroso y honorable. Ésta piedra del origen te ha reconocido como su dueño por largos años, aún después de la muerte... Soberano en tus tierras, guerrero de glorias pasadas y futuras; tú, quien porta con derecho innegable el honor de aquellos que te han seguido, {...}[/code]
Odessa · F
[code]con el rostro de quien tanto amaba.
Y al rozar la joya con sus dedos, supo que era ésta quien le había brindado aquella sensación, alojándose en su pecho como un presentimiento tangible e intenso; ahí, sonrió con ternura, ésta vez posando su mano justo sobre las ajenas entrelazadas.
— Será un varón. —dijo espontánea, segura de sus palabras.— Futuro Príncipe de Nashdag, será él quien traiga consigo un nuevo comienzo, a partir de ahora... Todo cambiará en mi Reino, y todo lo que antes fue, no será más; el sol besará mis tierras y el renacer de mi pueblo tomará mayor brío, porque su existencia es la prueba fehaciente de que los Dioses nos han creado como sus representantes, pero no podrán regir la vida que nos ha sido entregada... Y éste hijo, es creación nuestra y de nadie más. —musitó con calma, estrechando suavemente aquellas manos. — A partir de ahora Nashdag es un Reino libre por completo. —desvió la mirada al {...}[/code]
Y al rozar la joya con sus dedos, supo que era ésta quien le había brindado aquella sensación, alojándose en su pecho como un presentimiento tangible e intenso; ahí, sonrió con ternura, ésta vez posando su mano justo sobre las ajenas entrelazadas.
— Será un varón. —dijo espontánea, segura de sus palabras.— Futuro Príncipe de Nashdag, será él quien traiga consigo un nuevo comienzo, a partir de ahora... Todo cambiará en mi Reino, y todo lo que antes fue, no será más; el sol besará mis tierras y el renacer de mi pueblo tomará mayor brío, porque su existencia es la prueba fehaciente de que los Dioses nos han creado como sus representantes, pero no podrán regir la vida que nos ha sido entregada... Y éste hijo, es creación nuestra y de nadie más. —musitó con calma, estrechando suavemente aquellas manos. — A partir de ahora Nashdag es un Reino libre por completo. —desvió la mirada al {...}[/code]
Odessa · F
[code]Recordó en silencio lo que le había sido inculcado y decretado desde que era sólo una niña: Debía proteger con su vida misma aquella joya preciosa; pero a cambio de ello, la había entregado, segura de haberla dejado en las mejores manos. Lo supo cuando lo conoció, cuando su alma fue acariciada con la fiereza de ese espíritu indomable que él poseía y que tanto crispaba a los ancianos del consejo del Reino; y es que... Su unión con el Asgardiano era un hecho ajeno a los deseos divinos <según los ancianos> No obstante, en su regreso ella había elegido ir en contra de todo, ésta vez no flaquearía.
Por un momento pudo sentir la brisa del viento rozando sus mejillas, meciendo sus platinadas hebras hasta trasladarla a un hecho futuro, un trazo fugaz del futuro que se alojó en su mente y pecho por breves segundos.
Se preguntó en silencio con las cejas ligeramente fruncidas al volver a la realidad, al encontrarse de nuevo {...} [/code]
Por un momento pudo sentir la brisa del viento rozando sus mejillas, meciendo sus platinadas hebras hasta trasladarla a un hecho futuro, un trazo fugaz del futuro que se alojó en su mente y pecho por breves segundos.
" ¿Un niño? "
Se preguntó en silencio con las cejas ligeramente fruncidas al volver a la realidad, al encontrarse de nuevo {...} [/code]
Odessa · F
[code]Dóciles las puertas de Nashdag reconocen su poder y le reciben como llave única a sus secretos y entrañas, aquel que ha de portarla, llevará consigo la tempestad o la calma, la gloria o la perdición, pues prohibido es para éste vástago el renunciar a ella, ya que su viva misma yace prendida a ésta. ❞
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Odessa · F
[code]❝ Aquella era una piedra hermosa, de brillantes e hipnotizantes colores claros y perlados. En ésta se vertían las lágrimas de una Deidad que llena de júbilo descendió de los cielos a besar su existencia.
La piedra del origen que había sido bendecida por el amor y el sacrificio. Su luz era tal, que sin importar cuan densa fuera la oscuridad, alumbraría hasta el camino más desolado, y traería consigo el remanso noble nacido de su inagotable bondad.
Nada ha sido errado en su creación, pues de dones se ha colmado, bendiciendo a éste vástago desde su origen anhelado por los Dioses y adorado, no sólo por sus hijos, sino por aquellos que viven bajo su manto: Porqué aquellos que miren al cielo con el corazón en alto y las rodillas al piso, conocerán la benevolencia del Aldhar.
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[/code]La piedra del origen que había sido bendecida por el amor y el sacrificio. Su luz era tal, que sin importar cuan densa fuera la oscuridad, alumbraría hasta el camino más desolado, y traería consigo el remanso noble nacido de su inagotable bondad.
Nada ha sido errado en su creación, pues de dones se ha colmado, bendiciendo a éste vástago desde su origen anhelado por los Dioses y adorado, no sólo por sus hijos, sino por aquellos que viven bajo su manto: Porqué aquellos que miren al cielo con el corazón en alto y las rodillas al piso, conocerán la benevolencia del Aldhar.
{...}
Odessa · F
[code]— Espero ser al menos la mitad de buena de lo que fue tu madre... Trajo y forjó a un hombre digno e inigualable. Daré lo mejor de mi para lograr lo mismo con nuestro hijo. —declaró con sinceridad al deslizar los dedos por las rubias hebras de su amado Asgardiano, dedicándole cariño y entrega en cada caricia, observándole desde su postura con cándido mirar al este dirigir palabras a su vientre; aquello era digno de un sortilegio, desde su tono hasta las palabras que se vertían en la privacidad que les cobijaba.
Enternecida, deslizó las yemas de sus dedos desde la sien hasta la mejilla ajena, trazando un etéreo camino hasta llegar a buen puerto: Justo a sus pectorales, donde halló la joya sagrada que le había sido otorgada en su nacimiento, y que con todo el amor que por él profesaba, le había obsequiado en tiempos lejanos como sello de una promesa, pues si no era para él, no sería para nadie, aún fuera prohibido desprenderse de ella.[/code]
Enternecida, deslizó las yemas de sus dedos desde la sien hasta la mejilla ajena, trazando un etéreo camino hasta llegar a buen puerto: Justo a sus pectorales, donde halló la joya sagrada que le había sido otorgada en su nacimiento, y que con todo el amor que por él profesaba, le había obsequiado en tiempos lejanos como sello de una promesa, pues si no era para él, no sería para nadie, aún fuera prohibido desprenderse de ella.[/code]
Odessa · F
[code]Había asentido ante aquellas palabras; cuan dulce y gratificante le resultaba escucharle hablar de su futuro papel, de ese nimio destello de vida floreciendo en su interior, aún inmaduro e imperceptible al ojo, pero tan profundo como el añil que se anidaba en los ojos del rubio. Entonces suspiró de mero gozo y serenidad, como si el mundo entero se centrase en ese momento y les diera un cobijo de remanso total, tan compenetrados el uno con el otro ante el resultado de su unión: Un futuro hijo.
Pronto abrió los ojos poco más de la cuenta ante la inusitada postura que ahora él adoptaba; misma que complementó al reacomodarse sobre el mullido y tan amplio diván con la única finalidad de brindarle acurruco en sus muslos; sonriendo tras ello, pues esa actitud tan espontánea e intrépida era la que le había embelesado en años tiernos, en aquel tiempo donde apenas eran unos jóvenes sin un destino claro, y que hasta ahora seguía adorando de él. {...}
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Pronto abrió los ojos poco más de la cuenta ante la inusitada postura que ahora él adoptaba; misma que complementó al reacomodarse sobre el mullido y tan amplio diván con la única finalidad de brindarle acurruco en sus muslos; sonriendo tras ello, pues esa actitud tan espontánea e intrépida era la que le había embelesado en años tiernos, en aquel tiempo donde apenas eran unos jóvenes sin un destino claro, y que hasta ahora seguía adorando de él. {...}
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AsarrRhage · M
Dedicándole algunas palabras; breves, pero propias de un padre que espera su pronta llegada al mundo.—:
Ahí estás, pequeño ¿Serás varón, serás mujer acaso?
Anhelo que tus pequeños ojos vean el mundo
Enseñarte a cabalgar, bajo el viento que canta a través de las ramas
Enseñarte a permanecer fuerte, amar a las cosas vivientes
Serás un niño sano y vigoroso
Sé valiente, sigue siempre a tu corazón
Y en el nuestro, albergaremos toda la felicidad que nos traerás.
Anhelo que tus pequeños ojos vean el mundo
Enseñarte a cabalgar, bajo el viento que canta a través de las ramas
Enseñarte a permanecer fuerte, amar a las cosas vivientes
Serás un niño sano y vigoroso
Sé valiente, sigue siempre a tu corazón
Y en el nuestro, albergaremos toda la felicidad que nos traerás.
AsarrRhage · M
—Inadvertidamente como si de un crío se tratase, sacudió aquél fino mueble, cediendo ante el peso de su cuerpo sobre el costado siniestro; dejándose caer, apoyando su espalda sobre el suave confort de los almohadones que ataviaban el asiento del sofá, a su vez que las pantorrillas descansaban sobre el respaldo.
Seguramente, si los ancianos le viesen comportarse de esa manera sería reprendido, pese a todo, el Asgardiano era intrépido en demasía; seguía los instintos de su férreo pero perenne sentimiento de amor que profesaba hacía la soberana. Sus manos, juntas con sus dedos entrelazados, yacían sobre su hercúleo pectoral, reclinando la parte posterior de su cabeza sobre el regazo de las piernas femeniles, girando levemente, con sus áureas hebras escurriéndose, hasta que el rostro le estuviese frente a frente con aquél vientre que llevaba a su primogénito. (...)
Seguramente, si los ancianos le viesen comportarse de esa manera sería reprendido, pese a todo, el Asgardiano era intrépido en demasía; seguía los instintos de su férreo pero perenne sentimiento de amor que profesaba hacía la soberana. Sus manos, juntas con sus dedos entrelazados, yacían sobre su hercúleo pectoral, reclinando la parte posterior de su cabeza sobre el regazo de las piernas femeniles, girando levemente, con sus áureas hebras escurriéndose, hasta que el rostro le estuviese frente a frente con aquél vientre que llevaba a su primogénito. (...)
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