-Incapaz de perturbar el sueño del infante, se vio actuando mucho más delicada al deslizar sus dedos por las claras hebras de su cabello, tan albugineas como las propias. Pronto notó su sonrisa, razón suficiente para sonreír por igual desde el fondo de su alma con un cariño tan terso y cálido como profundo; adorando al pequeño fruto nacido de su propio vientre. Así, comenzó a entonar una suave y baja canción en aras de endulzar el sueño de su pequeño.-

-Entre sueños, el albino pudo escuchar un eco, más allá de la penumbra. Leves colores se hacían presentes con forme reconocía la aterciopelada y delicada voz maternal de Odessa, que como madre,él le amaba como una diosa, con un amor que sólo un pequeño podría ofrecer a su madre. Las palabras fueron claras y aún que fuese en un estado de descanso, Khaled asintió con un suave suspirar que incluso hizo elevar su torso, una pequeña sonrisa de sus labios escapó. -