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En el fondo reconocía que su actuar era malo y seguramente estaba sobre exagerando un acto inocente. Poco a poco se calmó, volviendo a entrar en razón, tras lo cual disminuyo su velocidad hasta detenerse frente a una banca con vista al mar para descansar y retomar aire. Habría dejado atrás al peliverde lo suficiente para no distinguirlo a la distancia, así que decidió quedarse en ese lugar y esperar.