-Lo envenenará, está dispuesta a eso, a hacerlo suyo en cuerpo y alma solo que le tomara algo de tiempo hechizarlo. De momento se queda entre esos brazos que representan un paraíso, del cual se aferra y de hecho le ronronea bajo el mentón.-

A mí me gusta el pecado que eres.

-Recibe a su mujer en sus brazos y sin contener sus deseos de besar sus labios responde a sus aprensibos besos sin dejar de cargarla en brazos-

Tienes razón pero me gustas mas tu

-No refrena su incontenible deseo por él y le marca los plexos con el roce de un aprensivo beso, aunque suave como los petalos de las rosas.-

Creo que te gusta mi aldea, y creo que te gusta lo prohibido.

-Mucho antes de poder ponerse el uniforme y su máscara recibe a la mujer en brazos mostrando una sonrisa que solo a ella ha mostrado-

Iremos a tu aldea a establecer nuestra base de operaciones

-Antes que pudiera subirse el máscara, se le lanza a los brazos.-

¿Donde iremos? {?}