— Sí los humanos no existieran, quizás no estaría aquí, señor Nytric. Pero concuerdo en que son muy idiotas y solo sirven de ganado para experimentos. No me gustaría perderlos, no tendría "conejillos de indias".

Abrió los ojos y de igual manera vio el cielo, esbozando apenas una pequeña sonrisa.

Suena interesante como alguien de su edad puede crear ese tipo de "experimentos" como esa armadura por mi parte residir en el laboratorio donde fui despertado, está en un lugar apartado y tranquilo alejado de los humanos.

—tras recostar su espalda de la contraria miro un poco hacia el cielo y extendió su mano hacia esta.—

Opino que los humanos no deberían existir

— No, soy científica y doctora certificada en biotecnología y armamento nuclear. Además de que disfruto de operaciones y mi pasión es la taxidermia. En la mansión de mis padres tengo mi propio laboratorio, solo que es secreto, ya que mis padres temen que haga locuras.

Movió un poco la cabeza, reacomodándose en la espalda contraria para quedar más cómoda. Cerró sus ojos y soltó un pequeño suspiro.

— He logrado crear una armadura a base de nanotecnología.

¿También vives en un laboratorio?

—arqueo su ceja cuando escucho aquello pero al ver dicho gesto le devolvió la sonrisa sin indagar más sobre el tema.—

— Después de mi laboratorio, este podría considerarse mi segundo lugar favorito, sobre todo por la compañía.

Volteó la mirada para verlo sobre su hombro y dedicarle una suave sonrisa.

No hay lugar más y tranquilo incluso podría simular tomar un descanso aquí. —mientras su espalda estaba siendo recostada de la contraria se encontraba jugando con sus dedos.—

— Las luciérnagas son hermosas. Solía atraparlas cuando era pequeña. Hacen un maravilloso espectáculo de luces. Gracias por traerme, señor Nytric.

Es un lugar "pacífico" molestado solo por las luciérnagas cuando oscurece

— Señor Nytric, este lugar es muy tranquilo. Me agrada.