Nevan tomó asiento sobre uno de los troncos que habían sido talados específicamente para esa función. Comió de manera lenta, permitiendo que su mirada se ocultara tras los párpados como reflejo al gozo que vivía.

Memorias fluyeron ante esa quietud. Recuerdos de su niñez, vivencias de las que ahora veía como un cuento infantil; un sueño cálido que no podría volver a vivir. Fortuitamente, Naxvha llamó su atención al pedir más y ese sentimiento fue enterrado en su interior para continuar con esa calamitosa vida.

— Aún hay más. Ambas coman hasta estar satisfechas. —

Dejó el suyo a un costado, extendiendo los brazos para tomar el cuenco. Rellenó el utensilio y entregó. Pocos minutos después, terminó su propia comida y esperó a hacerles compañía.