Los labios de Nevan se separaron para permitir que un suspiro escapara de su pecho. Había logrado controlar la situación con porte, evitando que la confrontación se elevara hasta el punto donde todo su campamento se vería reducido a escombros.

El viento comenzó a aullar con fuerza. Los centígrados descendieron como había anticipado y las nubes comenzaban a arremolinarse sobre el oscuro firmamento.

— El clima parece estar en nuestra contra. Debemos darnos prisa. —

Suspiró de nueva cuenta, moviendo la cabeza de lado a lado para hacer crujir su cuello como forma de liberar la tensión que se había acumulado sobre el músculo.

— Naxvha. Ayuda a Lúnisse a colocar la última tienda de acampar, por favor. Y nada de discusiones. ¿Entendido? —

La ámbar mirada del hombre se posó sobre ambas féminas; dando un mayor peso a sus palabras.