En una ciudad situada en medio de un bosque, una raza llamada los Sangriris prosperaba a grandes saltos, todo su cuerpo estaba formado por sangre y tomaba la apariencia humana para pasar desapercibido en la tierra. La única diferencia a parte de la ya pronunciada era que podían conversar y controlar a su voluntad que eran las habilidades comunes en cada individuo, pero con el tiempo cada uno de ellos aprendían habilidades diferentes y únicas. Cada año el líder escogía a cinco niños de ellos para adiestrarlos y convertirlos en los mejores guerreros para que fueran sus guardias personales o esa era su idea. Solo que ese año a la hora de escoger candidatos no había ninguno que le llamase la atención, decidió marchar a la tierra a través de un portar de luz.
Al llegar recorrió todos los continentes, viendo todo tipo de razas y religiones, reclutando con su labia a los más fuertes, finalmente en el último continentes topó con un holocausto producido por una bomba nuclear en el que habían sobrevividos cinco niños que sin darse cuenta llamaron la atención del líder. Él se acercó a ellos y con su labia les ofreció un lugar tranquilo y de libertad, estos sin pensárselo mucho aceptaron su propuesta llevándose a los diez elegidos a su mundo.
Al descubrir que en ese mundo le esperaban dolorosos experimento ya era tardes , sobrevivido solos los cinco últimos, criándolos como si fuesen sus hijos metiéndoles la idea de que fueran sus guardaespaldas todos los días hasta los veinte años donde decidieron proteger a su “Padre”, todos menos una de las dos chicas que se hacía llamar Nuari, decidió regresar a su ciudad natal, sin la comprensión de sus hermanos dejándola sola.
Cuando llego a dicha ciudad esta se había convertido en una cárcel en donde si quería salir tenías que ganar un juego, para ello tienes que conseguir un cierto número de los colgantes de los demás participantes siendo usados también como moneda de cambio.
Nuari participaba pareciéndole un juego muy fácil y entretenido, vestida solo llevaba unos botines negros y una capa negra que le cubría todos el cuerpo cubriendo su ropa y con una capucha para no mostrara a nadie su rostro mientras que iba matando a todo aquel que se metiera con ella.
Ese mismo día Nuari caminando tranquilamente por la calle cuando se encontró con un grupo de chicos que se estaban metiendo con un novato armado con un puñal, ella continua por su camino, pero uno de los chicos le ataco, el acabo saltando por los aires descuartizado y manchando las ropas de Nuari de sangre, el resto se marcharon aterrorizados tirano los colgantes. Mientras el novato no se movió del sitio contemplando como la sangre derramada le entregaba a esa extraña persona los colgantes, y como se metía por una alcantarilla cercana. Nuari prosiguió por su camino, el novato al perderla de vista se tranquilizó volviendo con sus amigos.
Nuari fue a por comida en el único lugar en toda la ciudad que era neutral había, entro en el interior comprando tres bolsas en la que había un bocadillos, una botella de agua de un litro, dulces y alguna chocolatina. Al entrar por primera vez aquel lugar vio que había sofás alineados uniendo los respaldos con mesas entre ellos para dejar las cosas y descansar siéndole curiosos el ver sofás que hacían medio circulo separados unos metros de los otros pegados a la cristalera. Entonces Nuari al ver tanta gente se sento en en los sofás normales manteniéndose a unos nueve metros de distancia de la gente que descansaba allí. Al rato entraron el novato y sus amigos, al vera compraron la comida que necesitaba ellos y se sentaron en el sofá que estaba frente al que estaba ella observándola descaradamente, comenzaron a hacerle las típicas preguntas y esta les ignoro marchándose en cuento acabo de comer. Tras salir y caminar unos metro se encontró con un chico vestido de cuero y armado con una Katana acabando con su ultimo agresor, esta contemplo la pelea para acto seguido continuar tranquilamente por su camino cuando el joven sé dio la vuelta al sentir su presencia mirándole con frialdad. Chico de la Katana: -¿Quién eres tú?, Yos soy Shiki tu peor pesadilla - Esta demostró que no le estaba escuchando al soltar un bostezo así que Shiki le ataco atravesándole el vientre, está en cambio estiro los brazos desperezándose notando una molestia en el estómago así que se miró, al ver la punta de la Katana la golpeo con el dedo corazón apoyándolo en el pulgar, le gusto como sonaba el filo pero al no parecerle interesante continuo caminando encontrándose con tres hombres. Uno de ellos: - Entréganos los colgantes.-
Nuari se tapó la boca para bostezar nuevamente mientras que se clavaba las uñas de la otra mano en la espalda sacando de su espalda una guadaña de filo de sierra, cadenas en el mango al igual que unos extraños tatuajes que lo recorrían hasta el comienzo del acero. Nuari chasqueo los dedos haciendo que las cadenas de los colgantes de sus enemigos se rompieran quedándose con ellos para acto seguido soltar la guadaña que comenzó a dar vueltas como un boomerang.
Nuari: - Si sobrevivís os doy los míos - Nuari se apoyó en la pared de la derecha de un edificio mientras sus heridas de iban curándolo. Con la primera muerte Shiki se marchó sonriendo al pareceré interesante aquella mujer deduciéndolo por su voz y que se la encontraría de nuevo.
Tras acabar con todos los guadaña se clavó en la pared donde Nuari rasgándole el hombro corriendo un poco de sangre, la utilizo para escribir Kuni en el filo haciendo así que la guadaña se convirtieran en un joven de 12 niño rubio con mechas negras, ojos verdes, vestido con un pantalón negro, al igual que la camiseta con todo rasgado con cadenas por el pantalón y los tatuajes por el cuello. Kuni ilusionado se sienta junto a Nuari son una sonrisa dulce:- ¿Te ha gustado le espectáculo?.-
Nuari borrándosele por completo la frialdad que solo lo conseguía él:- Si, me ha gustado mucho.-
Kuni al no poder aguantar la emoción por su respuesta se le tira encima abrazándola cayendo los dos al suelo está sonriéndole le acariciándola la cabeza con mucho cariño haciendo que Kuni se sonrojara y más cuando le comenzó a sonar el estómago de hambre, entonces Nuari mirándole con la misma ternura:- Vamos a que comas algo, no quiero que mi chiquitín este hambriento
