Niega con su cabeza, y lo mira divertida. – Eres raro...–

—Fue tu imaginación...digo, mi imaginación ¿Nunca has visto la burbuja que sale cuando piensas? Dime que si para no sentirme tan raro.— Mientras habla, va encogiendo esa nube hasta que desaparece y le muestra las manos vacías.

Alzo sus cejas confundida, y llevo su mirada hacia su contrario sin entender. — ¿Qué fue eso? — Ladeo ligeramente su rostro, mientras lo observaba con sus ojos muy abiertos, expectantes.

Se da cuenta que ella está mirando lo que piensa en ese momento, agarra su nube de pensamiento y la esconde en su espalda. —No puedes mirar allí. Hay cosas tan tenebrosas que quedarás traumada.—

Al escuchar nuevamente aquel apodo, frunce levemente su ceño pero su semblante cambia a uno de sorpresa al observar el árbol con helados dentro del tronco. — ¿Qué?...¡Muchos helados! —

— Buh, eres una ardilla muy egoísta. De seguro tienes un árbol lleno de helados.— Y de hecho se lo imagina. Aparece una burbuja entre ellos y dentro, se visualiza un gran árbol con un agujero en el tronco donde se aprecian varios vasos de helado, paletas, entre otras cosas.

— Tampoco es que tenga una tienda de helados. Además será difícil que te ganes mi cariño(?) — Lo mira con apariencia divertida y una sonrisa burlona en los labios, ya que ella es conocida por odiar a los chicos. (??)

—Nada mal. Si me gano tu cariño ¿tendré más helado gratis? — Se va a aprovechar a todo momento. Se termina el helado en tan poco tiempo y sin describir de que manera por la pereza (?)

-Inserte cara amable porque quiere más.-

Frunce los labios con disgusto, para luego soltar un suspiro. Segundos después al verlo comer el helado, sonríe olvidándose de su molestia. — ¿Qué tal? —

— La negación es el primer paso. Luego lo aceptarás.— Palmea el hombro de la ardilla y va a comerse el helado antes que se derrita.