— ¿Huh ... — Antes de que pudiera reaccionar sus labios fueron callados por los ajenos. Era de esperar que esa acción provocará que el calor en sus mejillas aumenta, pero si bien aquello era algo que siempre lograba apenarlo, en ese momento solo se dedicó a cerrar sus ojos y disfrutar de aquel roce tan suave y cuidadoso que sus labios le proporcionaban. — ... nhn ...
Sonrió ante su respuesta, ladeando un poco el rostro para ver su expresión. ¿Ya le había dicho que se veía adorable cuando se sonrojaba? Sin poderlo evitar, llevó una de sus manos hasta la mejilla del peliazul y le volteó suavemente.
—De acuerdo, aceptaré esa excusa...—Sonrió y presionó sus labios con los de él.