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"I don´t know anyone named Noah, you must be confusing me. "
 
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Girar su rostro fue suficiente para cambiar su estancia. Permanecía ahí, como una niña, indefensa, adolorida. La melancolía fue directo a su cabeza, lo dominó y no dejo que pensamientos externos hicieran hostigó. Caminó en dirección a ella y, con su palma, dio cortas caricias sobre el cabello de la chica; esto como si se tratase de la pequeña Vela, cuando hacia esto en sus años tempranos —Yo… —Frenó por un instante, una corta humedad sobre sus ojos rejuveneció su pupila, llenando de luz su obscura mirada por primera vez en años—. Si Noah estuviera aquí... Estoy seguro… —Su voz, su cuerpo, sus acciones, todo, era una nube de dolor—. Estoy seguro que te diría que todo estará bien. Y que lo lamenta, mucho, por todo lo que él te hizo pasar… por haber sido tan débil…
Quería escuchar esas palabras; muy dentro de él, una pequeña razón de vida volvía a nacer en su roto cuerpo. ¿Por qué? ¿Por qué hacia las cosas más difíciles para los dos? Ella ya había hecho nuevas cosas, y él también… Sin importar la razón, ella y él estaban destinados a separarse en algún momento. Un cumulo de emociones que intento negar acosaron su mente, quería detenerlas pero era incapaz… Vela era una de las pocas chicas en existencia que lograba volver una completa anarquía sus sensaciones. Apretó sus dientes en respuesta, ¿por qué no paraba de decir esas cosas? ¿No era consciente de lo que le causaba? Él no merecía estar ahí, no merecía aceptar esos sentimientos… No debía…

“Aunque yo jamás podría verle como a un enemigo”… ¿Por qué Vela? ¿Por qué no podías odiarle de una vez por todas…? ¿Por qué no paraba de escuchar esas voces en su memoria?
¿Era necesario responder algo más? No pudo evitar derrumbarse al mencionar tal cosa y al notar que, pese a los años, algo dentro de ella se empezaba a remover al poner esa palabra en una oración que acompañaba el nombre de su primer amor. Desvió la mirada y bajó el brazo que sostenía el arma, abrazándose a sí misma con el que tenía libre. Buscando confort como una niñita débil, como quien a veces había sido en su adolescencia dentro de El Imperio. Había pasado tanto tiempo...
Fue un instante fugaz, pero significativo. La mirada de Noah había cambiado repentinamente... ¿Por qué? Vela quiso soltar el arma y correr hasta él para retenerlo, sin embargo no lo hizo, se quedó estática en su lugar. Era demasiado complicado... Culpa, tristeza, anhelo, esperanza; su cabeza era un maremoto emocional que no sabía controlar. No podía pensar con claridad, actuar conforme a una línea de deducciones, ni respirar sin que el pecho quemara por dentro. Lo vio darse la vuelta y lanzar otra filosa pregunta que respondió con inercia, o tal vez con la impulsividad que dominaba sus acciones en vista de que ella misma no podía racionalmente—. Lo amé. Lo amo. Lo conocí tan bien que lo amé y lo amo.
—Puedes pensar y hacer lo que quieras —No debía frenar su acto, recobró un poco su compostura, sin embargo… —. Aun así… ¿alguna vez conociste de verdad a ese tal Noah? Me pregunto… —Desvió su mirada para así iniciar su caminata a la salida—. Solo déjame en paz y no me volverás a escuchar decir nada de él. ¿Trato?
Pocas cosas se asimilaban al dolor que sintió en la cabina de su nave pasada, donde el asiento había desprendido un pedazo de metal y le había atravesado su espalda para quedar totalmente empalado. Por mucho que sintiera el calor viniendo de la pistola de plasma y el disparo, no esquivó ni regresó, no la culpaba por tener esos sentimientos tampoco; es más, de alguna forma, le daban un sentimiento de seguridad extraño. No obstante, todo cambio cuando ella mencionó su nombre con todas esas buenas palabras, donde por un momento los ojos de Noah recibieron un poco de luz al voltear a verla sobre sus ojos con leve sorpresa y algo mas... Fue un silencio por unos cuantos segundos, en donde las miradas de los dos intercambiaron señales hasta que Noah suspiro, retomando su “presente” ser.
Era como si Vela fuese dos personas distintas, ni siquiera quedaba resquicio del nudo en su garganta y las lágrimas se habían detenido de golpe —. En cuanto a Chevallier. Él era la persona más amable, increíble y diestra que pude haber conocido; si vuelves a hablar mal de él, aunque seas él mismo, te volaré los sesos en memoria de ese gran hombre. Puedes fingir que no eres quien tú y yo sabemos que eres. Puedes pensar que ese Noah está muerto; pero ten cuidado, porque lo único que me detuvo de matarte de inmediato fue el hecho de que eres Noah, y si me haces querer enterrarlo también, nada me va a detener a la próxima.
Oh no. Oh no, no, no. Arspica dejó de sentir y pasó a la acción tras oír esas palabras.

Desenfundó la pistola de plasma que guardaba en el cinturón de su cadera y la cargó en menos de un segundo, disparando después justo a centímetros del lado derecho de la cabeza de Noah. La descarga se escuchó con un rápido zumbido e impactó en el marco de la entrada, haciendo un agujero en el metal. Vela tenía un trastorno, lo poco que podía sentir hacia las personas lo había sentido hacia Chevallier y su escuadrón, por ello la mención tan déspota que él había hecho sobre el que fue su capitán le activó el lado impulsivo. Incluso olvidó por un momento que estaba segura de que él y Chevallier eran la misma persona. —Podría asesinarte, no me subestimes, soy una gran piloto y combatiente —volvió a cargar el arma, pero esta vez le apuntó directamente a la cabeza.
Pero ahora era una afectada del sistema, un títere. Tal como la Patriota esperaba, todas las relaciones con Noah —que le conocieron y vivieron con él— debían ser erradicadas de su presente; debía distanciarse de ellas. De esa forma, la única que se quedaría a su lado seria… su única razón de vida.
No le entendía. Vela no entendía su razón por la que había hecho tales acciones y, por lo tanto, estaba produciendo emociones imaginarias. Ella jamás le entendería, y por lo tanto no podía obligarla a ver su punto de vista. Ella era una víctima, una triste víctima de las actitudes de mayores que ordenaron sobre ella; y esa era la razón principal de su desconocimiento. —Pareces una niña —reclamó al escucharla, viendo cómo sus ojos se llenaban de un alma humeda—. Ese tal Chevallier... Si el es en verdad quien es, vaya ser tan inútil y estúpido. Dejar que una chica así salga al campo de batalla... —Si, Noah no era más que un egoísta incapaz de actuar o hacer bien, un ser muerto—. Si es así, es un milagro que ahora este en la tierra —Cruzó sus brazos antes de dar una vuelta y estar a punto de irse. Nia se lo dijo, que nadie en el mundo le entendería el porque hizo todo, si... Ella era la única que podía entender su dolor. Vela era una niña, alguien que compartió vida con él... Pero ahora

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