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- Desubicada luego de soñar con tan bello monumento- [???]
 
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Nitocris · 26-30, F
de sus enemigos-.
Nitocris · 26-30, F
- Retomar el tema de las uvas, devolvió la sonrisa al rostro de Nitocris, que incluso había rechazado comerlas. Él, parecía estar en sintonía con sus deseos y pensamientos, algo que la hacía sentir seguridad; incluso había dejado de renegar su por su ascenso al trono de Egipto. -

¿Te han gustado? - cuestionó sin apartar la mirada de los labios del samurái, quizás cautivada por su sonrisa o tal vez ahora envidiando que él ya había probado esos dulces frutos — probablemente ambas—.

Dejemos atrás el tema, cuando llegue el momento vamos a encontrar una solución, después de todo eres un hombre fuerte, de mente brillante y audaz y yo soy Nitocris, la mujer más valiente. - Tras el asesinato de su esposo, el deseo de venganza la llevó al trono y ahí la mantenía desde entonces; el gesto cálido y jovial de ella, era una pequeña parte de su personalidad, bajo esa dulce y tímida sonrisa, también yacia una mujer despiadada, dispuesta a morir por su reino, no sin antes coleccionar las vidas
Nitocris · 26-30, F
No podía entender qué tan tanto les afectó el tema, pero sin duda alguna quedó claro que ambos se sintieron incómodos, cada uno podría tener razones distintas, pero los llevaron a un mismo camino, el consejal de la Faraón, debía estar en todo momento para ella. -

Que así sea, los lazos se estrechan con Egipto como reino, no conmigo, que solo soy su representante de existencia finita. - Volver a atestiguar la sonrisa del nipón, devolvió la tranquilidad a Nitocris; la entendió como un gesto de tranquilidad y un voto de confianza hacia ella y él mismo. Sus manos atrapadas entre las ajenas, terminaron por reconfortar el corazón inquieto de la morena, ahí se quedó en tranquilidad, apartando esa reunión de sus pensamientos y miedos. - [...]
SS1578091 · 31-35, M
[...] el espadachín pensaba que ella podía leerlo bien, inclusive su mente.

—Pero no me puedo quejar, sus uvas son aceptables. —Una mueca de aprobación se siembra en su semblante en el momento, casi olvidándose de la manera tan personal en la que sus manos sujetan las delicadas de la regente. —No sopesemos en ello, ¿está bien? Si llegara a ocurrir alguna situación en la que te veas involucrada o algo más indeseable, sabré que hacer. —Recordó por un momento que, pese a su situación como parte del consejo, aún llevaba sus espadas consigo mismo, en todo momento. Y aunque sólo recurría a estas cuando se trataba de lidiar con amenazas y alimañas, no con seres humanos, podría quebrantar sus principios si se refiere a la protección de la Faraón.
SS1578091 · 31-35, M
Escucha, analiza sus palabras con total atención, y en cuanto tiene oportunidad de romper esa pared de incomodidad generada tanto de él como apararentemente en Nitocris, el samurai procede a acercar sus manos y dejarse guiar por la cercanía de la Faraón para alzarlas, tomar las ajenas desde el dorso y apresarlas un poco, casi un impedimento de que pudiera apartarlas de sí.

—Entonces que se enamore de Egipto y solamente de eso. Seré peor que un mosco por la noche y que intenta pinchar en donde pueda, con tal de que cual sea que sean sus intenciones contigo, no queden nada más y menos que acuerdos comerciales, charlas de interés soberano. —Aunque no podía observarla, aquello no era ningún impedimento para que él volviese a forjar esa sonrisa de comisura a comisura, casi sintiendo un alivio por escuchar esa petición de tenerlo alrededor. Era innegable que bien podría haber sido una idea que de él, como consejero de la Faraón, fuese sugerido con antelación. Habían ocasiones en las [...
Nitocris · 26-30, F
Por esa misma razón, sintió aversión al escuchar que la visita no era una reunión comercial o política, sino que se buscaría obtener más de ella. Apenas tuvo un momento de incomodidad, cuando Shunsui le sorprende con sus labios; una mordida feroz arrebató de los finos dedos de la morena, la dulce uva que ella está ofreciendo. -

Es una situación difícil, he de rechazar cualquier intento de estrechar " lazos" conmigo; él debe enamorarse de Egipto y no de mí, porque eso significa un gran problema. - A diferencia de él, ella no degustó la uva, su mirada adquirió un brillo triste y preocupado. Rechazar a un hombre con ese poder, podría costar la paz a su reino, ella había aprendido que una posición de poder a veces quitaba la felicidad. Permaneció en silencio, hasta poder encontrar la mano ajena y estrecharla con un poco de fuerza. - Espero no me abandones, en un momento tan difícil, puede llegar la oscuridad a Egipto, si algo sale mal.
Nitocris · 26-30, F
- Era imposible no notar la incomodidad que había sobre el tema; el rostro del nipón había cambiado de forma considerable en la medida que se profundiza en el tema. Aún así, la regente de Egipto, no pretendía escatimar en elocuencia dedicada a él y su trabajo. -

El triunfo, es más tuyo que mío, yo solo hice una buena elección al traerte a Egipto. - Ella sabía que no podía demeritar el trabajo que él hacía, si bien ella era la figura principal de Egipto, no significa que por esa sola razón, deba tomar todo el crédito. El tema seguía siendo una visita no grata, pero necesaria e inevitable, algo que la propia expansión del imperio había atraído. A la Faraón tampoco le gustó lo que oía, desde que ascendió al trono, había gobernado sola, con una ferocidad sin igual ganándose el respeto de hombre y mujeres, dentro y fuera de Egipto. [...]
SS1578091 · 31-35, M
[...] que tener en cuenta que este consiliario romano no sólo viene con intereses de estrechar la mano a Egipto, ni por sus nuevos lazos comerciales; viene porque quiere estrechar manos con usted. Y cuando digo con usted... —Ladea el rostro por un instante, con ese semblante que poco a poco se desvanece, que se torna en una mueca de desaprobación bajo esa premisa de mofa. —... me refiero a estrechar lazos más allá de una amistosa compañía. —Y tras sus palabras, como si fuese un cazador, abre sus labios para acercarse lo suficiente a la uva que antes había sido cortada. Contanto con su buena percepción, lanza una mordida a la misma, pero no rauda y salvaje, sino moderada, que se pueda apreciar como esta era atrapada entre sus dientes y "abducida" por él para masticarla.
SS1578091 · 31-35, M
Los agradecimientos, los halagos desineteresados por enaltecer al nipón, todo era atesorado en él de una manera u otra; agradecido con poder compartir y ser parte de algo tan importante lo llenaba de dicha. Dicha que poco le duró cuando el tema sobre el consejal romano se fijó como el tópico del momento. Su rostro se gira en dirección al sonido de su voz, y sin querer sus labios rozan la uva que la Faraón había acercado hasta él. Sonríe tras escucharla, no cabe duda que una pequeña acción era capaz de borrar toda esa incomodidad y el mal cuerpo que aquello había generado.

—Estaré encantado de compartirlo contigo, después de todo son logros tuyos. —No se quitaba mérito alguno y mucho menos, tampoco buscaba adularla por su imagen de máximo exponente de Egipto, sino por lo que ella representa para él, algo más íntimo, personal. —Y yo estaré encantado de estár ahí para sobreguardar a la soberana de esta gran nación. —La sonrisa en su rostro se plantó una vez más. —Pero se tiene [...]
Nitocris · 26-30, F
Concédeme el honor de compartir contigo el fruto de tu detalle y trabajo...- escuchó acerca del romano que quería estrechar sus lazos con Egipto, por unos minutos lo ignoró, estaba concentrada en esos labios que quería alimentar. El tono de voz y el gesto en el rostro ajeno sufre un cambio que es imposible para Nitocris no notar.- Noto inquietud en tu rostro ¿A qué se debe? - Elevó su diestra hacia el rostro del nipón y usó su pulgar para acariciarle la mejilla, un gesto de cariño y agradecimiento a su servicio.-

¿Sabes? No podemos hacerle un desprecio al consejal, no quiero a los romanos como enemigos; pedir mi presencia es un acto osado, pero aceptaremos, pero quiero que en todo momento seas tú mi acompañante y coordines nuestra seguridad. - Quizás no era la respuesta que él quería escuchar, para Nitocris era la mejor, evitaba entrar en una confrontación con otro imperio, sin hacer a un lado, a su consejal favorito.-

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