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Mire el dibujo que ha hecho Dieter, Doctor Tenma. D-dice que somos nosotros ...
 
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ccbm1578754 · 36-40, M
"Aunque es demasiado tarde para evitar la oscuridad en ella. La ha envuelto desde mucho antes que nuestros caminos se cruzaran." pensó, con amargura.

Mirar lágrimas en esos preciosos ojos fue algo doloroso; su propio gesto se contrajo con angustia.

Nina...

Le llamó, mientras se alzaba de la mesa.

Inútilmente estiró una mano para detenerla, pero ella fue más rápida que su intención. Y así, quedó sostenido por un hilo de incertidumbre. Ojalá pudiera guardarla de todo mal; protegerla en todo momento.

Mas es imposible. Sólo algo está en sus manos y es adelantársele en el camino; darle un final a todo de una vez por todas.

Dejó caer el brazo en su costado y suspirando, vino la determinación.

Mañana, antes del alba, ya no estaría allí.

Habría emprendido marcha hacia Ruhenheim.



ccbm1578754 · 36-40, M
Francamente, Tenma no se sorprendió de dicha reacción por parte de ella ; no es la primera vez que las opiniones de ambos se encuentran y chocan de una forma que pareciera irreconciliable. Cada uno tiene sus motivos personales para acabar con Johan y, aunque tal solución pareciera la definitiva, al japonés no parece hacerle la menor gracia.

A decir verdad, le asquea; le asquea pensar en arrebatar una vida que antes salvó. Incluso le asquea el hecho de tener que usar un arma con tal propósito; un elemento impersonal para acabar con un ser humano.

Tal planteamiento lo ha llevado muchas veces a disgustarse consigo mismo, desconocerse y perder el sentido de lo que es Kenzō Tenma para sí mismo.

Pero el perderse era un costo menor si podía evitar que Nina despertara a ese "Monstruo" dentro de su corazón. No lo quiere, no lo desea. Le teme a tal situación.
NinaFortner · 26-30, F
- Cuando eso pase, ya no importaran las promesas, solo importara quien será capaz de hacerlo antes o en vez del otro.

El sueño de un futuro con Tenma se había ido tan rápido como había llegado, y cargar con esa realidad en su corazón le dolía. Necesitaba algo de aire. – Iré a avisarle a Dieter que la comida esta lista. - Avisó, antes de salir por la puerta de forma algo apresurada.
NinaFortner · 26-30, F
Tanto la caricia a su mejilla como el agarré a su mentón le hicieron sonreír suavemente, más esta no tardó en ser reemplazada por el temblor de sus irires al escuchar su petición. Se levantó tan rápido como pudo y se alejó un par de pasos de la mesa, abrazándose a sí misma.

- Sabes muy bien que no puedo prometerte eso, Tenma. – Le dolía que se lo siguiera pidiendo, pero lo entendía bien, y es que ella tampoco quería que fuera el otro el que disparase. – Pero si hay alguien aquí que debe cargar con el peso de matar ese Monstruo soy yo, soy tan parte de él como él de mí después de todo . - Se volteó a verle, sus ojos ya casi inundados en lágrimas. – Por favor, entiéndelo…- Imploró, antes de volver la vista hacía el frente. – Además, ninguno de los dos sabemos si seremos capaces de apretar el gatillo cuando lo encontremos, y cuando eso pase. - Suspiró, con cierto aire fatalista.
ccbm1578754 · 36-40, M
Te lo prometo. Pero también debes prometerme algo, Nina.

Le alzó la barbilla; él, con cierto grado de preocupación y seriedad, la miró fijamente.

Que no serás quien le dispare.
ccbm1578754 · 36-40, M
¿Podría hacer esa promesa con certeza de cumplirla? Cada vez está más cerca de llegar ante Johan; lo sabe, tiene una inmensa corazonada de que el camino pronto llegará a su fin. No se lo ha dicho a nadie - porque sabe que intentarán detenerlo -, pero esa sería su última noche en el hogar de Reichwein.

Su plan era partir hacia otra ciudad donde, según su investigación, estaría el "Monstruo"; no hay vuelta atrás, no sabe si sobrevivirá en el acto. Ojalá pudiera ser sincero al hacer esa promesa.

Pero al menos tiene la voluntad de cumplirla. Así que acarició la mejilla suave de Nina, extendiendo los dedos para meterle las yemas entre su cabello rubio. Es tan sedoso y perfumado que moverlo le evoca gratos recuerdos juntos.

NinaFortner · 26-30, F
Su mirada se volvió a alzar ante el tacto de la mano ajena, a las cuales la propias se aferraron sin dudarlo ni un segundo con una delicadeza que no delataba su afan y su necesidad se ser reconfortada por él.

Escuchó sus palabras atenta, pero lamentaba profundamente que en ninguna de ellas se proyectará él, porque así lo sabía, lo conocía. Con un suspiro alzo la mano que tenía entre las propias y la puso contra su mejilla, acunando ahí su rostro. Su mano olía a comida y no pudo evitar reir suavemente por ello. ¿Cómo reaccionaria él al saber que algo tan simple como lo que vivían en esos momentos era todo lo que deseaba y que necesitaba.

Él era su sueño, qué obtuviera su tan merecida tranquilidad era su sueño, y si era junto a ella... Dios, no podia evitar sentirse sumamente egoísta de nuevo.

— ¿De verdad lo promete? — Discretamente lo estaba involucrando más de lo que él podría imaginar.
ccbm1578754 · 36-40, M
Haré lo imposible para poder estar allí y verte lograrlo.
ccbm1578754 · 36-40, M
Ja, ja, ja... No seas tan dura contigo misma, Nina.

Sólo después de meditarlo, entendió por qué esas reacciones de la joven le traen cierto grado de calidez en el alma; porque reconoce en ella la capacidad de reflexionar, considerar otras perspectivas y buscar en sus propios fallos las mejorías futuras. Y especialmente, por esa empatía que derramaba hasta en sus ojos claros.

El japonés no dudó en extender su diestra para calmar la ansiedad de las manos ajenas; las acogió en su cuenca palmar y el pulgar lo introdujo entre los de ella, acariciándola con cierta simpleza pero significativo afán. Así, le sonrió.

Sé que eres capaz de perfeccionar cualquier faceta tuya. Antes de ser una excelente madre, serás una formidable abogada. Cuando todo esto termine, Nina, debes seguir buscando ese sueño tuyo. Tendrás todo lo que desees. Te lo prometo. Te lo aseguro.

Con convicción, sostuvo su mirada y su mano.
NinaFortner · 26-30, F
Si lo pensaba más a fondo, nunca se le habría ocurrido siquiera tener la oportunidad de haber podido compartir con Tenma tal y como lo habían hecho aquella noche- … ¿De verdad lo cree? – Preguntó después de un leve silencio, bajando la mirada a sus manos -en un inútil intento de ocultar su sonrojo - con las cuales jugaba nerviosamente al tener los dedos entrelazados y frotar sus pulgares en movimientos circulares.

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