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ccbm1578754 · 36-40, M
Gracias... Um. Sólo recuerdo comerlas en ciertas ocasiones y... Ese niño... Lleva un rato allí. Parece que espera a alguien.

El menor le recordó bastante a Dieter, una boina holgada - seguramente le pertenecía a algún adulto -, cubría tanto su cabello rojo como sus ojos, de las gotas de la lluvia. Miraba a ambos lados de la calle y cuando veía grupos de personas acercarse, parecía salir de su escondite sólo para volver a refugiarse en él.

Incapaz de ignorarlo, se levantó de su lugar.

Disculpa, Nina. Dame un momento.
ccbm1578754 · 36-40, M
Aunque no tengas memorias de tu niñez, puedes construir nuevos recuerdos ahora.

Distraído, para ese momento observaba por la ventana. A pesar de ser de tarde, el cielo estaba cubierto de un gris plomo y las calles empedradas acumulaban charcos de la lluvia torrencial que había caído una hora atrás.

Aún chispeaba. Tenma parecía un tanto melancólico, ensimismado de pronto. Pero Nina lo sacó de ese hueco oscuro con su tacto. La miró a los ojos y en un inicio su mirada fue profunda, aletargada.

Luego, en un parpadeo volvió a esbozar esa apenada sonrisa suya, riendo entre dientes.
Se sirvió de la misma servilleta de antes para limpiarse, mientras devolvía su mirada hacia la calle. Había un niño pequeño en un callejón ; le parecía haber visto movimiento en ese punto, por el rabillo del ojo. Mas, ahora confirmaba que alguien estaba allí.

NinaFortner · 31-35, F
- También se ensuciaron de crema ahí.- Indicó, apoyando luego el codo en la mesa para así dar descanso a su cabeza mientras le observaba. - Usted de seguro si que disfruta las fresas así, ¿solía comerlas regularmente?
NinaFortner · 31-35, F
Verle aceptar un gesto tan simple, que otros de seguro verían como un atrevimiento, logró causar en ella tal ternura que no pudo evitar esbozar una sonrisa. ¿Habría compartido esa clase de situaciones con alguien más antes? De seguro que sí. No supo porqué ese pensamiento llegó a su cabeza, pero agradeció que se esfumara tan pronto el doctor hizo su pregunta.

¿Mis favoritas? La verdad… no lo sé, no recuerdo que lo hayan sido cuando pequeña, al menos. - Su cejas se fruncieron en gesto triste, mas no dejo que dichos pensamientos la invadieran, y es que al igual que ella, Tenma no se había salvado de la malvada crema.

No pudo evitar reír, por mucho que cubriera su boca con el dorso de su mano libre, esta se dejó escuchar claramente. Imitó el gesto que él había realizado anteriormente, pasando el pulgar por la comisura de su labio, aunque la crema había invadido más que eso. De forma casi inconsciente limpio su dedo al igual que él, para luego señalar su labio superior.
ccbm1578754 · 36-40, M
Uhm. Qué dulce. Y aún no estamos en la temporada de fresas.

¿Será la tranquilidad que siente en este momento? ¿O un ambiente cálido y de confianza generado entre ambos? No tenía idea, pero no era el sabor que sigue en su boca: es otra cosa que le ha hecho rememorar los pequeños pasteles llenos de fresas que solía cenar con sus padres, en las noches de Navidad. A veces también sus hermanos estaban allí ; esos tiempos fueron breves. Y fugaces.

Suspiró.

¿Son tus favoritas?
ccbm1578754 · 36-40, M
Un gesto tan mundano como invertir la servilleta y redoblarla con precisión podría hablar de cómo su cuidado por los detalles abstrae su atención del mundo. Sus yemas plisan con firmeza y el pulso no parece ceder ni porque la voz de Nina ha roto un momentáneo silencio entre ambos.

De nuevo alzó, tanto cejas como la mirada, para encontrarse con una reluciente fresa bañada en crema.

¿Penoso? Quizás. Pero también se llegó a ruborizar; él sabe bien que jamás ha perdido su timidez y menos en una situación que le hace sentir como un niño. Lo de hace rato había sido un acto de lo más natural; sin malicia.

Y lo de ahora, lejos de incómodarle, le divirtió. Así que abrió la boca y tomó el fruto con calma, entre los dientes. Separándole la hoja remanente con dos dedos y disfrutando el sabor de ese simple y a la vez maravilloso fruto rojo.
NinaFortner · 31-35, F
Luego de unos segundos supuso que la mejor manera de agradecerle era compartiendo. No tardo en pinchar una fresa con un pequeño tenedor para untarla en crema batida, puso una mano por debajo de esta para evitar manchar o dejar caer cualquier rastro que fuera a ensuciarlos. — Diga "Aah~" — Avisó, mientras acercaba poco a poco la fresa a su boca.
NinaFortner · 31-35, F
El efecto que las travesuras de Dieter causaban en el era tan notorio que no podía negar que le causaba algo de envidia. ¿Cómo seria viajar lado a lado con el Doctor? Su admiracion por él solo crecía al saber que a pesar de todo había tenido el valor de hacerse cargo de alguien que lo necesitaba.

Ella no podía darse el lujo de ser una carga para Tenma, por eso siempre iba por su propio camino.

Salió de su ensimismamiento ante su petición, parpadeo un par de veces y luego obedecio. Uno de sus ojos se cerró, como anticipandose a la sensación rasposa de la servilleta, pero el manejo de esta en sus manos fue tan ligero que no sintió nada.

Al abrir el ojo se encontró con la mirada de ojos levemente rasgados fija en la propia, lo cual le volvió a hacerle sonrojar. Parecía otra persona sonriendo, mas no negaba que podría acostumbrarse a verlo así: feliz y tranquilo.

— Muchas gracias. — Volvio a murmurar, apartando la mirada de forma repentina. Luego de uno segundos supuso qué la m
ccbm1578754 · 36-40, M
Forjó un triángulo con su servilleta de papel, y con toques ligeros le limpió las manchas de crema. Una a una, cuidando no raspar esa piel tan suave. Al terminar, pasó los ojos de la barbilla ajena hacia los ojos azules de la chica, sonriéndole.

Ya está...
ccbm1578754 · 36-40, M
Típico de Dieter. — Reconoció, sin enfado alguno por el pequeño; saberlo vivaracho y bromista le proporciona una dicha profunda al saberlo sano y feliz. Pensaba en eso, mientras él bebía de lo propio : una taza de café, mezcla de granos. Con calma, por una vez se sentía tranquilo aunque fuera del lugar y alrededor de ellos, el fuego de Johan sólo estuviera en silencioso y dudoso control.

No podían negarse un instante de paz. Sólo uno, para no pecar de confiados.

Iba a beber un poco más pero alzó sus ojos rasgados en la posición inclinada de su cara. Para mirar a Nina.

Deja te limpio. Acerca un poco tu barbilla.

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