—[i]Night after night, I'm cryin'. Daddy, won't you please come home? Daddy won't you please come home? I'm so lonesome![/I]— mantenía esa exagerada mueca de tragedia, mientras se mecía al compás de las líricas y se salpicaba así misma con el agua espumeante.

—[i] No one can fill that vacant chair, home isn't home when you're not there. No need to knock, the door is open for you... Please, daddy![/I]— pareció implorarle mientras cantaba y se acercaba a él, tomándole de la mano, abriendo sus labios en una sonrisa, mientras que la trompeta llenaba el recinto. Lo haló hacia ella, invitándole, sino a meterse con ella, a que al menos se hincara para poderle mirar a los ojos.

[code]Amaba escuchar ese acento suyo, en especial cuando lo ocupaba para cantar de esa manera tan armoniosa. En lugar de arruinar la melodía con su voz se limito a acompañar la melodiosa voz de la rubia al tararear la canción, todo eso mientras veía sus acciones, totalmente encantado de esa persona.

No se cantaba de escuchar su voz, ni tampoco de escuchar sus canciones, todas ellas provenientes de tiempos mejores. Mientras acompañaba a Nina, el mundo del exterior desaparecía por completo, la contaminación, los crímenes, el hambre, los problemas económicos, existían ellos dos en ese mundo, acompañados por esa música.

Siguió tarareando la melodía mientras una de las manos la metía apenas bajo la superficie del agua donde con unos movimientos de su palma hacía un ligero oleaje, suficiente para batir un poco más de los líquidos y hacer un poco más grande la capa de burbujas.[/code]

— If you were peepin’, you’d find that I’m weeping’ instead. — cantó con singular alegría en un acento francés más que ruso, pero articulando exquisitamente las palabras con ese encanto agudo que tenia su voz, mientras que jugueteaba con esas manos entre la espuma.

— My lovin’ daddy left his baby again; said he’d come back but he forgot to say when.— continuó, con una mueca exagerada de decepción trágica, dejando caer su rostro sobre sus manos mojadas, espumando los mechones rubios de cabello que le caían a los lados; todo esto mientras miraba a los ojos a Deck con anhelo encantador.

[code]Consideraba obvio que una mujercita tan menuda como ella no podría resistir el ron, seguro que con solo un vaso estaría en el suelo, sin duda, toda una cosita adorable era esa Nina.

Siguió a la rubia con la mirada y puso las manos alrededor de los frascos mientras ella los tomaba para poner el contenido dentro de la tina. Parecía como una bruja preparando una poción en un caldero, ciertamente lo que ocurría en la tina parecía un acto de magia, por lo menos para un hombre tan atado a la normalidad de la vida.

Vio a su cuerpo, pero nada más, su atracción por Nina superaba las cuestiones físicas, iba más hacía lo espiritual, a la tranquilidad que brindaba su presencia, a la felicidad sentida cuando escuchaba su risa. Sin dudar dos veces, la voz grave de Deckard resonaba en la habitación de baño, acompañando la música de fondo.

When night is creepin'
And I should be sleepin' in bed[/code]

—¡Y adoro esa canción!— casi gritó, con esa emoción que parecía plasmar en todo lo que decía sobre todo lo que parecía adorar, y le miró como quien implora que suba el volumen, que le cante, que la entretenga, mientras que la melodía de “Daddy, won’t you please come home?” Se hizo más audible, incluso más clara, y reverberaba en el eco húmedo de aquel cuarto de baño, mientras la rubia florecía en ese mar de espuma.

Hizo una mueca de disgusto tan exagerada como encantadora, y su mano correspondió esas olas que le eran dirigidas por el mayor sin dejar de sonreír.

—El ron es demasiado dulce, doragaya, no lo tolera mi cuerpo. ¡Estoy convencida de que soy el eslabón débil!— exclamó de manera teatral, poniéndose de pie, dirigiéndose al espejo de nueva cuenta, y abriéndolo para tomar de ahí algunos frascos que acúmulo con cierta torpeza entre sus brazos. Regresó a la tina, y sin aviso le puso estos a Deckard sobre el regazo, quedándose con uno, el cual abrió de inmediato y corrió sobre el agua que subía. Enseguida lo intercambió por otro, que vertió con la misma despreocupación sobre el agua, y está comenzó a espumar.

—¡Adoro los baños de espuma!— afirmó con júbilo, y más tardó en dializarse la toalla por su cuerpo, que lo que ella en meterse al agua espumeante, a penas uniendo el nivel de esta, cubriendo su desnudez con la misma, y cerrando la llave del agua.

[code]Por un momento se dejó llevar por el momento y no pensó un poco mejor al respecto de las fechas, una flapper de los 30 no conocería a Gene Kelly quien tuvo su primer participación en Broadway en 1938 y pasarían años hasta que llegará a Cantar bajo la lluvia como había dicho con anterioridad.

Estaba claro que esa inteligencia artificial llamada Nina sabía manejar bien esos asuntos, no se complicaba la vida ni tampoco tenías fallas al escuchar cosas las cuales no pertenecían a su tiempo, sin duda fue programada por un genio quien estaba preparado para cualquier contingencia.

—El vodka siempre es relajante antes de dormir, aunque en lo personal prefiero el ron —

Con unos cuantos pasos, Deckard se quedó a un lado de la mujer, sentado en el borde de la tina, con la mano metida en el agua ; en ocasiones movía su mano para hacer una pequeña ola dirigida hacía la mano de Nina, sorprendido aún de la realidad proyectada en ese momento, casi como si fuera re

—¿Gene Kelly? Nunca he escuchado de él, ¡pero debe ser un genio!

Y otra de esas risas encantadoras resonó entre el eco del baño que hacía todavía más melodiosa la hilaridad de la rubia, mientras que sus delgados brazos envolvían el cuello del mayor. El movimiento le mecía esos mechones rebeldes de cabello rubio, y sus pies aterrizaron con ligereza sobre sus puntas para mantener aquel improvisado abrazo que se deshizo con la reverencia ajena, y se lo correspondió con gracia. Flotó en pasitos para abrir el grifo de la tina, y se sentó al borde de esta, aferrándose a su toalla.

—En realidad soy más de tomar vodka, pero quise hacer algo distinto.

Se encogió de hombros con despreocupación, y continuó regulando la temperatura del agua.

[code]— Gene Kelly dice que se puede cantar bajo la lluvia ¿por qué no bailar en la ducha? —

Después de ver a la rubia llamarlo con esos brazos, Deckard sujeto el cuerpo de la mujer con cuidado al rodear su cintura con ambos brazos y la elevo por los aires con soltura y facilidad como un paso de baile. Justo en el momento en donde elevó a la mujer, siguió a la música para dar un teatral giro con ella en brazos hasta que la dejo colocarse de pie en el suelo.

— Te creía más como alguien que bebía té antes de dormir, si te soy sincero —

Una vez dejo a la mujer en el suelo hizo una reverencia en su dirección, un gesto normal para cuando se acababa un baile, una manera de agradecer a la mujer por ese acompañamiento, temporal, pero disfrutable.[/code]

Un puchero exagerado de falsa aflicción aquejaba su faz, y sus preciosos ojos azules cayeron sobre la taza que recién había abandonado a un costado.

—¡Pero qué poco glamourosa! Tomando café antes de dormir.— se quejó, negando con la cabeza y dejando salir un suspiro dramático. Pero poco le duró el dramatismo, pues la recomendación ajena era lo único que necesitaba.

—¿Quién dice que no puedo bañarme y bailar?— cuestionó mirándole de soslayo, y de forma teatral le estiró los brazos enérgicamente, incitándolo a ayudarla a llegar a la tina, con esos encantadores mechones de cabello rubio cayéndole a los costados. Y de pronto, de una manera casi imperceptible, la música pareció subir de volumen al fondo, como si obedeciera a los deseos de la rusa.