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KalaLahari · F
No había parte del cuerpo de su maestra que no deseara y no es un secreto que ella despierte sus mas bajos instintos cuando acude a sus tutorías privadas, es la mujer a la cual prefiere sobre todas las demás.

El andar de Kala era torpe al momento de ir a la cama, sus jadeos llenan toda la habitación y la dejan sin aliento, la deja ser y se adueñe de sus pechos cada vez que desea manosearlos, la escucha lo más atenta que puede pues su voz le parece hipnotizante y el placer por el cual está pasando no le permite hablar con claridad.

M - Me encanta sensei, nunca dejes de recordarme que tú eres mi dueña absoluta ~

Aquel movimiento fue del todo inesperado pero le encantó, por poco termina de perder el equilibrio pero logró mantenerse de pie así que apoyó su rodilla sobre la cama para abrir su compas mientras gemía alto, su entrepierna ya se encontraba bastante húmeda mientras su clitoris comenzaba a endurecer debajo de sus dedos.
NikusaVoidQueen · 31-35, F
*Entre beso y lamidas se perdían los gemidos que se compartían una con la otra, sin duda su alumna favorita le encendía en demasía, y su cuerpo jóven, pero bien formado le excitaba tanto que no podía evitar atacarla cual fiera siempre que podía.

Mientras le comía los labios, continuaba llevándosela a empujones a su cama, mientras se deleita con su cuerpo y sus grandes senos que no paraba de manosear a gusto, incluso frotaba la vagina contra sus nalgas buscando placer, hasta que la arrinconó al borde de la cama, donde continúo poseyendola y degustando su sabor*

Tú ya eres mía, tu cuerpo me pertenece, justo como ahora, y para siempre ~

*Pronto una de sus manos se dirige hacia la entrepierna de la menor, frotando con furia el clítoris en círculos y de manera insistente*

Te encanta que te recuerde cada noche, quién es tu dueña, ¿Cierto?. Jmjm ~
KalaLahari · F
Que mejor que esa noche para dar rienda suelta a sus más bajos instintos, una mujer como su maestra muy pocas veces se conocían y se convierte en una dicha terminar atrapada entre sus sábanas. La desea cerca de ella fundiéndose en una sola carne.

Su lengua se frotaba insistente a la contraria, deleitándose con el sabor de su saliva y su mano detrás de la nuca de la azabache como si la forzara a no separarse ni un solo milímetro de sí.

Sensei vuélveme tu mujer, úsame ~

Mencionó entre suplicas mientras sus pasos eran un poco torpes pues la guía hasta la habitación que ambas comparten.

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