-Un quejido de placer se ahoga en medio del beso cuando las largas uñas se entierran en su piel, entiende el mensaje y está segura que separse de la mayor es lo último que quiere en esos momentos, enreda sus finos dedos en su cabellera la cual tira con suavidad tratando de imponerse a su dominante amante.
Sus labios tan suaves y su saliva tan adictiva era algo que no quería dejar de probar, ladeó su rostro para encajar mejor sus labios mientras su lengua se deleita con los roces; incluso le succionaba con suavidad, tenía bastante hambre de la mujer. Su diestra acaricia su espalda, la marca como si fuera realmente suya, recorre su curvilínea silueta hasta tomar uno de sus redondos senos el cual comenzó a apretar e incluso a tirar de su pezón. Sus mieles se funden y se vuelven una, las delata en cuanto al goce que ambas sienten con el vaivén, los pequeños botoncitos que ocultan sus labios inferiores se frotan con insistencia, agita la respiración de Kala y aumenta el calor en su cuerp
*Aún con la dificultad del movimiento por la posición, intenta como puede mover sus caderas ayudándose de la mano que le entierra las uñas en la nalga izquierda, buscando con desesperación mantenerla pegada a ella. Sólo su alumna y amante secreta sabía bien cómo despertar sus más bajos fetiches.
Los sudados senos le confieren una facilidad extra para deslizarse haciendo que los pezones se froten reiteradas veces entre sí. Embelecada y señida en la boca de Kala, los chupeteos eran tan intensos que la saliva les escurría, pero lo más interesante del beso morboso era el intenso baile que las lenguas de ambas se tenían dentro de sus apegados labios. Las mieles de Nikusa pronto empiezan a emerger haciendo el rose más delicioso, al igual que el sudor que las cubre al punto en que humedece sus melenas, hacen del frote de pieles algo exquisito, lo que le provoca buscar agarrarla mejor , como si realmente fuera suya esa menor*
Hmm... Yo también te extrañé bebé. Muévete más, justo asíh~
-Tanto tiempo había quedaste alejada de su maestra, y estar en la habitación intercambiando alientos como tantas lecciones que ha compartido con ella le sabe a gloria.
Sus pechos pegados el uno con el otro, sus bocas devorándose sin cansancio. Por primera vez Kala se encontraba sobre el cuerpo de su amante, manteniéndose con las piernas abiertas y el insistente vaivén de cadera que la hace gemir, perder el control. La desea más-
Sen… Sensei la extrañe demasiado…
-Gimió fuerte y claro. Apegándola lo más que puede a medida que su cadera se vuelve más frenética, llegándose a escuchar el húmedo sonido de sus partes íntimas al rozar-
