Los recuerdos de aquel fatídico día quedaron escondidos en la memoria de la última de los Salerno, un imperio había sido derrotado por nada; un misterio sin resolver hasta el día de hoy. Ella no supo cómo ni por qué o desde cuando habían estado planeando tal masacre; bien dicen que no dejes a ninguno de la manada vivo porque cuando crezca y tenga las fuerzas suficientes no sabrás de donde llego la mordida. En ese entonces todos eran enemigos, con ayuda de un moribundo Tommy pudo irse y esconderse, no hasta que todo estuviera mejor sino hasta que tuviera los medios para.. la venganza.
—Aquí están los hijos de las familias mas poderosas Nico, tu incluida— No era su hija, posiblemente de manera legal fuera casi eso, pero el siempre le habría tratado como una hermana menor y eso no cambiaría de la noche a la mañana. —Cada punto débil de ellas esta aquí y eso es lo que necesito que aprendas, ¿entiendes? — Preguntó con serenidad, no solía tratar a las personas de idiotas y ella ya tenía suficiente tiempo a su lado para saber que detrás del semblante tranquilo de Emil había siempre intenciones en cada cosa que hacía, y detrás de esas palabras de concordia y sonrisas fingidas una manera de encontrar la siguiente ventaja al negociar con cualquier persona.
—No te pido comportamiento perfecto, te pido atención si alguno cae quiero saberlo, si alguno odia a otro me interesa estar enterado, si son solo chismes de niños pero te sorprendería cuantos de esos mocosos están a un accidente de ser los dueños del imperio de sus padres…—
