Apúrate no te voy a estar esperando...-Carraspeo, tenía un trabajo, uno de tantos solo que desde un tiempo para acá no iba sola Alessandro se había ofrecido y pese a que todavía no confía en él, tampoco era desagradable pasar el tiempo en su compañía y el tipo es eficiente. Mientras no le estorbe sirve, es lo que pensaba Nicoletta cómo si se justificara a si misma, ya que al haberle aceptado se sentía un poco blanda por la situación. Respiro hondo mirando hacia varios puntos y contando, no sabe la razón pero aquello le relaja igual puede que sea uno de esos trastornos.
—Ya voy, ya voy....~ Con tanta prisa no pude tomarme mi café.
Dijo soñoliento. Había tratado de apurarse tan rápido como pudo cuando recibió el mensaje para el trabajo, pero como siempre era su maldición llegó tarde. Su ropa arrugada, incluso la corbata a medio hacer. Lucía un completo desastre.
—Siento la tardanza, pero ví unas ancianitas queriendo cruzar la calle y tuve que ayudarles.
Se excusó una vez quedó a lado de la rubia. Alessandro bostezó. No iba a preguntar qué debían hacer. Sólo iría y cumpliría con su trabajo; así actuaba un perro de caza. Las luces neón de la ciudad acompañadas del desolado ambiente eran tan relajantes que podría dormir en media calle sin a que después apareciera un auto de la nada para atropellarlo.
—¿Cómo se llama? —Preguntó por el siguiente objetivo.