-Mostró una amplia sonrisa cuando Nicole aceptó con el mismo entusiasmo que él, esperaba que de verdad estuviera escondido por alguno de sus amigos para hacer la broma con respecto a dañar o perder celulares de manera tan constante.- ¡Primeros en ser interrogados! ¡Joah y Yessen!

-Señaló hacia la entrada de aquel salón solitario, como si fuese un líder dando guía a sus seguidores y luego se puso en marcha para salir de ahí y regresar a la cafetería.-

¿Qué? ¿Pero qué dices? -Un adorable mohín apareció en su rostro.- Casi se me cae porque saliste así, de la nada. -Añadió aunque a modo de susurro para que no la escuchara. Se quedó a la espera de que pudiera concretar aquella llamada, apoyando la mejilla sobre la mano diestra casi tan aburrida por lo lento del día. Cuando terminó la llamada, tomó su teléfono y lo guardó en el bolsillo.-

¡No se diga más! Yo te ayudaré a encontrarlo. ¡Vamos a por él! -Parecía como si una dosis de energía cayera sobre ella, arrastrando la silla hacia atrás para levantarse de golpe.- ¡Hay que interrotarlos y buscar pistas!

-Toma el móvil luego de mirar los malabares que hizo para atraparlo, miró el aparato y luego a la castaña.- Deberías tener mas cuidado, no eches la culpa a otros por jugar así con tu celular. -Se hace el tonto porque sabe que fue su culpa. Retrocede un poco mirando la pantalla del móvil y marca su número, paciente espera que respondan pero por desgracia estaba apagado.-

Maldición. -Regresa el móvil a Nicole y vuelve a poner las manos sobre la mesa, se inclina un poco para acercarse a ella.- ¿Me ayudas a buscarlo? Lo tenía en cafetería, fue la última vez que lo tuve en la mano, Mady, Yessen y Joah estaban ahí, estoy seguro que Mady lo escondió.

-Estaba tan absorta en sus pensamientos que el grito y posterior golpe en la mesa la hizo gritar del tremendo susto que su amigo le había dado. Su teléfono voló hacia arriba y el lápiz sobre el labio inferior salió casi escupido hacia adelante, haciendo una maniobra torpe para lograr tomar el teléfono antes de que golpeara la mesa.-

¡Santos chocolates de fresa, Anyel!

-Con la mano temblando le extendió su teléfono para que pudiera llamar.-

Ten, ten... ¡Por el susto me debes un chocolate!

¡NICOLE! -Llegó tan escandaloso como costumbre, sin importarle que pudiera asustar a su amiga, sus dos manos se azotaron contra la mesa para llamar su atención, como si no lo hubiera hecho ya con sus gritos.- ¿Me prestas tu móvil? Necesito llamar al, Mady dice que no pero estoy seguro de que ella lo tiene.