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Poderosa y Sexy
About Me Notes
About Me


Nombre: Nessie Black dark
Especie: Demonio
Lugar de Nacimiento: Inframundo
Color de pelo: Negro
Color de ojos: Cafes/violetas
Complexión: Delgada
Estatura: 160 cm
Hijos: Vienna
Hermanos: Kraven y Hyden
Pareja: Thor
Habilidad: Manipulación de sombras y demonios menores, creación de sombras y escudos de energía oscura

Algunas leyendas son ciertas...



Hades raptó a Perséfone luego de que la vió en el campo con las ninfas, quería que fuera suya, era hermosa e hija del Rey del Olimpo. No le importaba en lo más mínimo despertar la ira de Zeus y Deméter, así pues irrumpió en el campo para hacerse con la hermosa Diosa sin que sus acompañantes hicieran algo para impedirlo.
Durante años Perséfone solo podía llorar su desgracia al estar en un reino lleno de miseria y dolor, donde los lamentos eran el sonido que predominaba el silencio de su soledad. Lejos del sol, de la naturaleza y de cualquier otro Dios agradable o de alma generosa. El corazón de la reina del inframundo parecía irse enfriando para resistir ser la esposa del Dios más cruel y oscuro, después de todo el matrimonio y las granadas ingeridas a base de engaños la ataban al reino de los muertos. La vida eterna le parecía una gran carga por primera vez en mucho tiempo.
La esperanza llegó cuando ella ya estaba resignada, por mucho tiempo Hades había intentado procrear herederos en ella sin lograrlo. Despertando la ira y violencia del dios, descargando la misma en la pobre Diosa.
¿Cuantas veces había sido humillada y ultrajada? Ella no quería llevar la cuenta, casi agradecía no poder engendrar nada del Dios.. Hasta que finalmente florecieron en su vientre tres criaturas que la llenaron de amor, recordandole que la belleza podía salir de la misera oscuridad.
Sus tres pequeños la inspiraron a escapar de ese asqueroso lugar, no podía permitir que sus tres hijos vivieran entre tanto odio. Quería que ellos vivieran una infancia como la que ella había vivido, feliz en la tierra rodeados de belleza, amor y naturaleza.

Los niños nacieron, los dos primeros unos hermosos varones y la ultima una pequeña niña. Perséfone encontró la oportunidad para escapar con sus niños, tomo a sus bebés y se fue del inframundo con ayuda de uno que otro demonio que le era fiel a la diosa mientras el Dios estaba ocupado con los jueces y Tánatos.
Vago por el mundo escapando de las huestes de monstruos, bestias que fueron mandados a traerla de vuelta, sabía que no podía escapar por mucho que anhelara una vida siendo libre en el Olimpo o en los campos de flores. Era inteligente, comprendía que ella iba a estar atada al Dios del inframundo pero sus hijos podrían salvarse.
Así pues su objetivo se convirtió en buscar un lugar apropiado y seguro para los príncipes, los observaba reposar en sus brazos tan unidos que se lamento con gran amargura el tener que separarlos aunque fuese por su bien.

-Te amo, Kraven- Dijo apenas en un susurro mientras dejaba al primer bebe, al más grande de los tres, en un lecho de flores en el lugar seleccionado para él.

Volvió a vagar buscando un lugar para el segundo pequeño. Por fin lo encontró muy lejos del primero, miro a su bebé, acarició su mejilla con ternura y beso la punta de su nariz.

-Te amo, Jaxie- se las arreglo para dejar en ese lugar a su pequeñito en su propio lecho de flores. Lo miro una última vez y se marcho con la niña.

Tardo un poco más en buscar un lugar para su pequeña y frágil niña. Aun no sabía que nombre ponerle y mientras caminaba, la miraba largas horas imaginando que nombre le iría mejor a su hija. No le dio tiempo de elegir uno apropiado para su princesa. El olor a demonios se iba haciendo más fuerte, los sirvientes de Hades no estaban lejos y eso quería decir que él también.

Abrazo con fuerza a la niña contra su pecho y corrió, corrió gastando sus energías, todo con tal de salvar a la princesita. Llego a una pequeña villa en Gales, atravesó la villa a la carrera y justo en la última casa, vio a una pequeña familia. No había tiempo. Beso apresuradamente la mejilla de la bebe, golpeo a la puerta enérgicamente y deposito a la niña en el suelo con una solitaria flor de Asfodelos.

-Te amo mi pequeñita- Se había desprendió de el ultimo fragmento de su alma. Su última bebe.

Miro como los humanos la acogían sorprendidos de encontrar a una bebé de esa forma. Derramando lágrimas Perséfone se fue para despistar a Hades. No volvió por ninguno de sus pequeños en muchos muchos años. Quería una vida normal para sus bebitos hermosos aunque ella tuviera que vagar sola, escapando de Hades para que su sombra no manchara la inocencia de los tres principitos.


____________________Tywysoges Hell_____________________

La pequeña princesa sin nombre había sido dejada a la puerta de la familia Llywelyn, había sido un shock total para ellos encontrar a una bebe tan pequeña a fuera en la intemperie. Pensaron en llevarla a la comisaria y dejarla ahí hasta que alguien la reclamara pero simplemente La mujer de la casa, Charlotte Llywelyn, no podía dejar a la preciosa niña de pelo negro sabiendo que sería enviada a algún horrible orfanato de Reino unido. Anthony Llywelyn, no estaba de acuerdo con la decisión de su mujer, no podía aceptar que una niña desconocida se quedara en casa, no sabían de donde había venido o quien la había dejado en la puerta.
Ambos señores se envolvieron en una acalorada pelea respecto a la niña, ella quería que se quedara y él quería que se fuera en ese instante. La princesa había estado descansando tranquilamente en sus inocentes sueños hasta que estos se vieron turbados por los gritos. Abrió sus pequeños ojos poco a poco y los miro a ambos fijamente, los Llywelyn se quedaron callados al verla. Era de una belleza única, su mirada brillante y a la vez oscura, sus facciones bien definidas como las de una perfecta muñeca de porcelana.

-La niña se queda Anthony y no se discute mas del tema- Finalizo Charlotte con la niña en sus brazos, miro seria a su marido y se fue a su habitación dejando al señor en la sala mirando como su esposa le dejaba con la palabra en la boca por una niña, era hermosa pero Anthony no pudo evitar sentir celos de la inocente criatura.

Ajena a los pensamientos de su marido, Charlotte se encerró en la habitación con la bebé, se sentó al borde de la cama y la miro con ternura. Siempre había querido una hija pero ella no podía tener hijos. Pensaba que la pequeña princesa era un regalo del cielo, tal vez un regalo para calmar su dolor por no tener una criatura propia. Charlotte era italiana y venia de una gran familia, siempre fue su sueño tener una familia igual de grande y feliz, sus sueños se rompieron en mil pedazos cuando luego de casarse con su esposo no podía concebir un hijo.

-¿Como te voy a llamar pequeña? -le pregunto en voz baja a la niña que atenta la miraba. La princesa era todo oscuridad y a la vez ternura. Charlotte se puso a pensar por mucho rato un buen nombre para tan linda bebé.
-¿Theresa? No no... ¿Sophia? No no... Sabes ¿nena? Eres una bebe especial, no entiendo aun muy bien pero se que dios te trajo a mi puerta.-Suspiro acostándose en la cama con la princesa aun lado, miro por la ventana a la oscura noche, tan oscura como la cabellera de la princesa y tan oscura como el tono de sus ojos.-Nerissa... Nerisssa va contigo pequeña, sabes que significa oscuridad?