— Ya escucharon a mi madre. Escoltenlo fuera de aquí.

Autoritaria, les ordenó a sus lobos, los cuales le gruñeron al hombre. Un par de guardias se acercaron y arrastraron al desdichado fuera del reino, siendo acompañados por los lobos, los cuales gruñian y miraban amenazadoramente a aquel hombre. Por su parte, volvió la mirada a su dulce madre y esbozó la más afable de sus sonrisas, llevando las manos sobre las de ella.

— Eres tan buena, madre. Incluso con quienes no merecen tu bondad. Es lo que más admiro de ti. Pero si no ponemos un poco de mano dura, esos seres seguirán viniendo a molestarte una y otra vez. No quiero que madre sea lastimada. No me perdonaría si algo te sucede.

Giró la cabeza a un lado para darle un beso a la mano de su querida madre, que pese a no ser su progenitora, para ella era su única madre, a quien admiraba y amaba sobre todas las cosas y personas.

— Permítame escoltarla a casa, madre. Y después invitarla a usted, a padre y a mis hermanos a deg