Correspondió el suave abrazo materno, acurrucándose en su pecho y depositando en este un cariñoso beso. Cerró sus ojos, concentrándose en recibir todo el amor por parte de su amable y dulce madre, hasta que la escuchó y se apartó solo un poco, lo suficiente como para acercarse y darle un beso en la frente. Posterior a ello, fue a tomar al ciervo que había cazado y lo echó sobre su hombro, a su vez, se acercó a su madre y le ofreció su brazo disponible para que lo tomara y escoltarla hasta su hogar.

ー Bien, madre. Pues deseo compartir con usted, padre y hermanos este ciervo que nos regaló la madre naturaleza. Un ciervo que le pedí a ella me permitiera cazar para alimentar a nuestra familia y festejar mi compromiso. En unos días, Lancelot vendrá ante padre y tú a pedir formalmente mi mano.

Es parte de la ley cariño, no caeremos en viejas costumbres bárbaras, está pobre tierra sufrió mucho en el pasado, pero ahora Asernova es y será una tierra de paz, este intruso no será el primero y menos el último que venga a buscar a alguien que jamás existió, por desgracia los mitos y rumores suelen vivir más tiempo que los relatos reales.

Nadie me lastimara, se que no lo permitirían y yo tampoco.

-Sonrio con calidez por quel beso, miro a su hija con dulzura, para Nazli todos sus hijos, nacidos o no de ella eran iguales y les brindaba todo el amor y calidez que poseía, le rodeo con suavidad entre sus brazos acunandola en su pecho en un tierno abrazo -

Vamos mi pequeña princesa, busquemos a tu padre y tus hermanos, no pensemos más en el intruso

— Ya escucharon a mi madre. Escoltenlo fuera de aquí.

Autoritaria, les ordenó a sus lobos, los cuales le gruñeron al hombre. Un par de guardias se acercaron y arrastraron al desdichado fuera del reino, siendo acompañados por los lobos, los cuales gruñian y miraban amenazadoramente a aquel hombre. Por su parte, volvió la mirada a su dulce madre y esbozó la más afable de sus sonrisas, llevando las manos sobre las de ella.

— Eres tan buena, madre. Incluso con quienes no merecen tu bondad. Es lo que más admiro de ti. Pero si no ponemos un poco de mano dura, esos seres seguirán viniendo a molestarte una y otra vez. No quiero que madre sea lastimada. No me perdonaría si algo te sucede.

Giró la cabeza a un lado para darle un beso a la mano de su querida madre, que pese a no ser su progenitora, para ella era su única madre, a quien admiraba y amaba sobre todas las cosas y personas.

— Permítame escoltarla a casa, madre. Y después invitarla a usted, a padre y a mis hermanos a deg

Buenos días, mi hermosa princesa, estoy bien, no debes preocuparte

-Dio un par de pasos hacia su pequeña hija y acaricio su rostro en un gesto cálido y maternal-

Vino a buscar a la bruja de hielo

- Río con un ligero tono de burla de sus propias palabras y dedicó una mirada fría al hombre en el suelo, para luego ver a su princesa y los lobos de esta que ahora rodeaban al invasor-

No es necesario que lo exterminen, sabes que en el reino valoramos la vida de todo ser, pero podrían escoltarlo fuera del reino y asegurarse de que no vuelva a poner un pie aquí

— Madre. ¿Se encuentra bien?

Después de su paseo matutino, regresó a casa, trayendo consigo un ciervo que recién había cazado; lo llevaba sobre su hombro, como si este pesara nada para ella. Y tras ver al hombre en el suelo, bajó al ciervo con cuidado, dejándolo a un costado. Posterior a esto, se acercó a su madre para rectificar que no hubiese sufrido daño.

— ¿Este hombre trató de hacerte daño?

La mirada de Alix se volvió afilada y penetrante, observando al hombre como si lo quisiera matar en ese instante, para ella era imperdonable que alguien si quiera pensara en tocar un cabello de su dulce madre. Chasqueó sus dedos y ambos lobos que siempre la acompañaban rodearon al hombre y abrieron sus fauces, mostrando sus enormes y afilados colmillos.

— Acabarán con él si madre da la orden. Solo diga "Si", madre.