La busqueda del oro de Hitler gracias a unos viejos diarios de uno de los contadores del mismo, lo llevaron a una zona aun sin explorar, pero no estaba solo esta vez, tenia como compañía a una joven con potencial, a la cual adopto, y que le enseñaría sobre el negocio de la búsqueda de tesoro, la base presentaba antiguos vehículos militares oxidados y muros agrietados por el clima, sin mencionar las enormes misiles anti aereos, se dirigieron a la única puerta que había para entrar y de una sola patada esta cayo.
Lejos de asustarse, estaba demasiado emocionada por todo lo que veía. Sonrió un poco al ver el instinto protector de su padre, pero ella no se quedo atrás, la curiosidad era más fuerte y dio unos pasos al frente para observar todo.
— ¡De seguro que alguien vive aquí! —
Exclamó, el tono de su voz delato lo exaltada que estaba. Es que no la podían culpar. Todo parecía salido de una película de suspenso. Para cualquier chica de su edad, quizás aquello lo asustaría, pero ella no era alguien normal, en cualquier caso, ella sabría defenderse. Con la linterna, enfoco todo a su alrededor.
— [i][i]¿Qué es lo que buscamos exactamente?[/i][/i] —
