La busqueda del oro de Hitler gracias a unos viejos diarios de uno de los contadores del mismo, lo llevaron a una zona aun sin explorar, pero no estaba solo esta vez, tenia como compañía a una joven con potencial, a la cual adopto, y que le enseñaría sobre el negocio de la búsqueda de tesoro, la base presentaba antiguos vehículos militares oxidados y muros agrietados por el clima, sin mencionar las enormes misiles anti aereos, se dirigieron a la única puerta que había para entrar y de una sola patada esta cayo.
busco en uno de sus bolsillos la foto de una de las mucha estatuillas de aguila de oro, para mostrársela.
50 kilos de oro macizo y 60 cm era de las pocas reliquias que aun no se encontraban en los bunqueres abandonados, se decía que finalizada la guerra, los soldados guardaron las reliquias mas pesadas entre las estructuras de las paredes, pero dejando una marca especifica, así como una x.
Cuando le entrego la fotografía, puso su atencion en la puerta abriéndola con cuidado, lo que enfoco con la luz era del todo... terrorfico.
Figura blancas inmóviles y sentadas en posición de rezo en las largas filas de bancos de madera...
Lejos de asustarse, estaba demasiado emocionada por todo lo que veía. Sonrió un poco al ver el instinto protector de su padre, pero ella no se quedo atrás, la curiosidad era más fuerte y dio unos pasos al frente para observar todo.
— ¡De seguro que alguien vive aquí! —
Exclamó, el tono de su voz delato lo exaltada que estaba. Es que no la podían culpar. Todo parecía salido de una película de suspenso. Para cualquier chica de su edad, quizás aquello lo asustaría, pero ella no era alguien normal, en cualquier caso, ella sabría defenderse. Con la linterna, enfoco todo a su alrededor.
— [i][i]¿Qué es lo que buscamos exactamente?[/i][/i] —
Quiza simplemente el lugar se mantuvo bien y sirvio como refugio para los ultimos soldados nazis que aun luchaban, se acerco a un mamparo, apenas coloco sus manos en este, giro con facilidad a pesar del tiempo, lo que confirmaba, al abrir esta observo un largo pasillo relativamente en buen estado, limpio, aunque con muchas latas de sopa regada por todos lados, sopa muy antigua, siempre se mantuvo frente a su hija, el instinto paterno ante todo, con la luz de su linterna arriba, las habitaciones de aquel corredor, igualmente estaban limpias oxidadas las patas de metal de las camas, y la paredes oscuras por la humedad, siguieron caminando hasta llegar a una puerta con una cruz pintada con aceite.
Gracias a sus poderes arácnidos, no le fue difícil bajar sino todo lo contrario. Se demoro solo unos segundos en pisar el último piso. Al llegar, se quedo mirando a su alrededor, viendo cada uno de los objetos que se encontraban ahí. Todo aquello le llamaba mucho la atención, y estaba segura que su padre pensaba lo mismo, al escuchar sus palabras.
— ¿Crees que alguien viva en este lugar? —
Le preguntó con curiosidad, después de todo, luego de examinar el lugar, era lo más probable que así fuera o alguien venía día a día o con frecuencia.
Si asi es... esperemos no este inundando. este tipo de lugares siempre suelen estarlo...
Se aferro a la cadena oxidada del elevador y descendió con cuidado, la temperatura del lugar se volvía cada vez mas fria y el eco de las ratas resonaba en la profundidad, la mayoría de puertas estaban consumidas por el tiempo, pero no se veía nada mas que el polvo flotando por la luz, cuando por fin toco fondo, se percato de velas a medio derretir, no solo eso, un desorden que no tenia relación con el piso por el que entraron, los cascos estaban colgados en las paredes, y las banderas con el simbolo nazi aunque destruidas estaban colgadas en el techo, acaso alguien vivia aqui?, de todas formas espero que su hija bajara, aunque ella era suficiente capaz de cuidarse sola.
Tomó en cuenta sus palabras y con mucha cautela camino por el lugar, al mismo tiempo que llevaba una linterna en su mano, enfocando todo a su alrededor. ¿De verdad había algún tipo de tesoro en este lugar o alguna pista? No es que lo dudara, pero era un lugar tan abandonado, aunque guiándose por las películas era muy probable que así fuera.
Luego, cuando vio como lanzaba un casco en donde se suponía que estaba los elevadores, se acerco hacia él, quedando a su lado, esperando el sonido al caer, el cual no se tardo en llegar.
— ¿Iremos hacia abajo? — Preguntó con curiosidad, mientras volteaba a verlo.
El polvo se levanto con la caída de la puerta seguido de un eco que se expandió por los largo y deteriorados pasillos llenos de equipo militar y balística vieja, el chillido de las ratas y las goteras cayendo de algunas tuberías del techo, e daban ese perfecto ambiente tétrico que solo el tiempo y el olvido daba.
Te cuidado donde pises cariño, la estructura puede engañar aveces.
Encendió una linterna pequeña que podía llevarse en el oído, e investigo en búsqueda de pistas o notas sobre el oro, sin mucho éxito alguno.
Por alguna extraña razón sentía que había algo mas en el lugar, se camino hasta unas compuertas de elevadores, las cuales abrió con dificultad por el oxido de las mismas, al mirar hacia abajo la luz no lograba ni llegar a unos metros, tomo uno de los cascos que ahora reposaban en el lugar, arrojándolo y contando los segundos que tardaba en caer... 10 para ser exactos, por lo que calculo unos 18 pisos mas abajo.
Por está vez, había dejado de lado su parte de heroína y había salido junto a su nuevo padre a una búsqueda de tesoros. Se encontraba bastante emocionada, después de todo jamás había hecho algo así, y además desde que se había convertido en una Spider, no tenia mucho tiempo para otras cosas. Pero hoy trataría de dejar todo eso de lado y enfocarse en su nuevo labor.
— ¡Increíble! — exclamó con asombro, mientras observaba todo el lugar. Ese entusiasmo solo demostraba lo novata que era en este ámbito.
