La busqueda del oro de Hitler gracias a unos viejos diarios de uno de los contadores del mismo, lo llevaron a una zona aun sin explorar, pero no estaba solo esta vez, tenia como compañía a una joven con potencial, a la cual adopto, y que le enseñaría sobre el negocio de la búsqueda de tesoro, la base presentaba antiguos vehículos militares oxidados y muros agrietados por el clima, sin mencionar las enormes misiles anti aereos, se dirigieron a la única puerta que había para entrar y de una sola patada esta cayo.
Gracias a sus poderes arácnidos, no le fue difícil bajar sino todo lo contrario. Se demoro solo unos segundos en pisar el último piso. Al llegar, se quedo mirando a su alrededor, viendo cada uno de los objetos que se encontraban ahí. Todo aquello le llamaba mucho la atención, y estaba segura que su padre pensaba lo mismo, al escuchar sus palabras.
— ¿Crees que alguien viva en este lugar? —
Le preguntó con curiosidad, después de todo, luego de examinar el lugar, era lo más probable que así fuera o alguien venía día a día o con frecuencia.
