—Me ha ofrecido mucho por buscarte, pero soy un hombre de negocios, y sí lo que ofreces es bueno, yo puedo decirle que no te he encontrado—eso también lo murmuro; aunque los precios del gitano siempre eran altos.

1La rubia rio sin pena, recordando la Poca ropa que llevaba en ella se inclino hasta él sabiendo que no era la primera vez que se veían así, lo cual le causaba una risa interna-

Dime, quien me busca, para saber si vale la pena callar por mí secreto
El pago.. Veríamos como o cuanto, pero. Dime que tanto vale la pena

-Lo ideal para ella es que no fuera alguien tan alto, estaba harta de esconder su verdadero yo pero no podía exponerse tanto y él era un riesgo, a pesar de los años de conocerse sabia que un mercenario o lo que parecía en este momento no era su mejor opción -

Deja de pensar que soy una mortal, me enferma ese tipo de cuestionamientos
Si fuera mortal, las cosas serían diferentes

Después de tantos años aquí solo quiero un respiro, no una guía de supervivencia a todos los dioses con los que me puedo topar
Mi vida secreta dejo de ser tan secreta con.. - Lo señaló de arriba abajo- si quiera entiendo es como es que me encontraste
Estoy en un barrio de clase media y tu no vienes a estos lugares.
Me sorprende
Dime, ya puedo irme a mi verdadera casa o me joderan como siempre?
-La rubia aburrida de su rutina normal extraña los egocentrismo de vivir su vida normal, como ella lo hacía hace muchos años-


-Se rio mientras lo miraba por completo pensando en que los años y las épocas habían hecho un buen trabajo con él -
Lo sé lo sé, solo buscada divertirme para varear con alguien nuevo, esto se vuelve monótono y no falta el imbécil que se cree tan listo como para lidiar conmigo
-La rubia rio sin peda, recordando la. Poca ropa que llevaba en

que según decían las malas lenguas tenía el poder del hipnotismo en ellos—Solo quiero saber si tu nueva vida secreta tiene un precio para ti—

—Tal vez la próxima vez te haga el favor de traer una de mis botellas—acotó con un tono mordaz, dándole un trago más a ese whiskey aguado que tanto le gustaba a la plebe mortal, y luego de eso dejo el vaso sobre la mesa para poner toda su atención sobre ella —Fu~—le silbó, porque de frente se veía igual de espectacular que de espalda; sobre todo cuando dibujaba ese mohín desafiante.

—¿Te parece que es un cuerpo robado? Yo renazco cada 100 años en mi propia sangre, este cuerpo es mío es por derecho—respondió mientras se ponía de pie; lentamente y con pereza. Pocas veces el gitano (que siempre vivía de noche mientras los demás dormían) se levantaba temprano, para ir a visitar de sorpresa a una chica —Nadie me envía, pero hay alguien, cofcoftupadrecofcof, preguntando mucho acerca de ti en el mundo sobrenatural. Esa es información que vale mucho... y yo, alguien ambicioso~—caminó hacia ella para encararla, con esos ojos azules brillantes [...]

Creí que por ser quien eres traerías algo más interesante de tomar, pero parece ser que un no invitado no trajo otra cosa más.
Yo tengo lo usual
-Le contestó ella sin voltear, sonriendo complacida con su respuesta, no era de las chicas que simplemente a sentía con cada cuestionamiento y menos en su cocina-

-Ella dio la media vuelta y su cabello enmarañado se vio con más ímpetu, su cara lavada y sin maquillaje le hacía honor, sinceramente aún no sabía que hacía ahí criticando cada rasgo de ella. Sus ojos del hombre hacían evidente cada juicio sobre su ser. Le sonrió ladinamente preguntándose cómo la había encontrado -
Vamos, tu no vienes por una bebida ni a verme a mi.
Que te trae por aquí, o quien te envía
Bonito cuerpo el que escogiste, a quien se lo robaste o a quien mataste?
-Le preguntó directamente sin jugar más con aquellos labios, mientras miraba sus ojos -

?¿Te ayudo

—Creí que por ser quién eres, habría mejores tragos en esta casa. Evidentemente, me equivoqué—carraspeó con una voz aguerrientosa y chacal, sentado junto a la mesa de la cocina, empuñando un descaro que ni siquiera un invitado debería demostrar. Pero él no lo era, aún —Al menos la vista es buena—siseó ladino y con una sonrisa. Sus lentes estaban desalineados, ligeramente bajos, por lo que sus brillantes ojos azules eran visibles, obviando la forma en que miró a la falsa rubia. Meneó un vaso de whiskey en su diestra <revestida en extravagantes anillos de plata>, del Jack Daniels que se había servido de la alacena de la mujer sin permiso, y que se estaba tomando como si fuera suyo.

—Procure no venir ni tan tarde ni tan temprano, pero tú parece que te acabas de levantar—en su otra mano agitó un trío de dados que le ayudaban a calmar su ansiedad; era bien sabido en el mundo de lo sobrenatural que al gitano no le gustaba estar lejos de una mesa de apuesta.